Sobre la sumisión de la izquierda argentina al peronismo: ¿qué hacer?

El peronismo, fascismo criollo con actualización de posguerra

Cualquiera que sepa un poco de historia argentina del siglo XX sabe que el peronismo tiene orígenes fascistas y, como gobierno, fue lo más fáscista que le permitió la estructura social argentina y la coyuntura mundial.

Hoy, sin embargo, sería erróneo caracterizar al peronismo en su conjunto como un movimiento fascista en el sentido clásico. Su política institucional a nivel nacional está totalmente adaptada al capitalismo  global y a las reformas estructurales que tuvieron lugar en los años 90. El Partido Justicialista es simplemente una maquinaria electoral donde una mafia de políticos y punteros que no tiene otra ideología que robar se eterniza en el poder político.

El aspecto fascista del peronismo ha quedado relegado a su dimensión extra-institucional. Me refiero a su cultura política verticalista y caudillista, donde cualquier crítica o pensamiento independiente es una traición, y donde se estigmatiza a cualquier oposición al peronismo como antipatria y antipueblo. Este discurso fascista del peronismo clásico sigue ahí en el peronismo "de base" y en los cuadros peronistas "ortodoxos" como Guillermo Moreno. Y esto lo imponen a nivel provincial y municipal cada vez que pueden.

En las provincias y municipios donde el peronismo logró eternizarse en el poder político surgieron los regímenes "feudales", donde no hay división de poderes y donde los medios están totalmente cooptados por el poder político. El proyecto que Perón tenía para el país es el que el peronismo ha podido imponer en algunas provincias. Por ejemplo, en Formosa. En esas provincias se vive bajo un régimen de terror donde a la gente decente y amante de la libertad no le queda otra que el exilio o los peligros de una actividad política casi clandestina.

En cuanto al nivel nacional, el gobierno peronista que más ha regresado a la esencia fascista del peronismo clásico ha sido el kirchnerismo-cristinismo. No sólo por el autoritarismo y la megalomanía de Cristina Kirchner, sino también por el fanatismo de sus bases, que le dicen "Jefa", se jactan de su lugar subordinado, disfrutan de ser manipulados desde sus emociones, y son capaces del doble-pensar que necesita todo liderazgo demagógico. Imbéciles ladrillos de totalitarismo.

En resumen, el peronismo nunca fue 100% fascista "puro", pero sí fue todo lo fascista que le permitió ser la sociedad argentina.

La izquierda argentina, entre el peronismo "light" y las sectas bolches

El parasitismo al peronismo

La izquierda partidaria argentina, mayoritariamente troskista, tiene una estrategia de construcción política que consiste en parasitar al peronismo, lo que se expresa en su constante seguidismo a las bases peronistas.

Esta izquierda evalúa al peronismo por lo que el peronismo dice de sí mismo -un movimiento reformista nacional-popular- y al kirchnerismo como una especie de ala izquierda de ese movimiento. Esta gente ni siquiera le dice "derecha" al peronismo, o habla de "peronismo de derecha", fortaleciendo el mito de que el peronismo puede ser de izquierda también.

Desde esta caracterización se dedican a "correr por izquierda" al peronismo y exponer las contradicciones entre los fines declarados del peronismo y su accionar, tipo "el peronismo dice que está por la soberanía nacional y la justicia social pero en realidad...". El único éxito que tiene esta conducta es captar a un puñado de progres decepcionados porque el peronismo no es lo que ellos pensaban y lograr que algunos peronistas hagan corte de boleta para votar a la izquierda. Lejos de problematizar el programa declarado del peronismo, lo toman como bueno y deseable. Toda su crítica al peronismo se basa en su inconsecuencia con su programa. "Solo la izquierda con principios puede llevar adelante un programa contra el imperialismo y la oligarquía, que la crisis la paguen los capitalistas", etc.

Lo poquísimo que esta izquierda gana de esta manera no compensa lo mucho que pierde entre los laburantes comunes, que son indiferentes y hostiles al peronismo. Este parasitismo del peronismo le ha conseguido votos progres y peronistas a nivel legislativo, pero para cargos ejecutivos ese electorado preferirá el original a la copia. Después de todo el peronismo, a diferencia de la izquierda, tiene la capacidad ejecutiva de hacer lo que promete (otra cosa es que lo haga). ¿Y el laburante antiperonista? Para esta izquierda estúpida parece que no existiera o que es simplemente "un facho". No perciben que si el laburante "facho" desprecia a la izquierda es mucho menos por anticomunista y mucho más porque la izquierda habla con el mismo lenguaje que los políticos a los que odia.

Myriam Bregman, dirigente de la "izquierda revolucionaria", con Máximo Kirchner

El internacionalismo hipócrita

La izquierda marxista argentina dice que es internacionalista pero en realidad es únicamente antiyanqui. Su adhesión al nacionalismo argentino se expresa en su lenguaje, donde utiliza palabras como "gorila", "cipayo", "antipopular", y otras excrecencias del léxico nac&pop, de esta manera validando la visión del mundo y el programa político que este lenguaje expresa. Incluso si lo usan ese lenguaje para ganar simpatía entre nacionalistas, están reforzando al nacionalismo a largo plazo. ¿Y cuál es el partido que ha tenido y tiene más éxito en presentarse como nacionalista? El peronismo.

La izquierda y la izquierdita

Hay que introducir una nueva variable. Además de la izquierda "grande" con espacio en los medios y en el Congreso de la que hablé arriba, hay una "izquierdita" compuesta de sectas bolcheviques más principistas que reclaman una mayor independencia de clase y critican algunas de las posiciones oportunistas de la izquierda "grande".

Pero la mayoría de esta izquierdita tampoco tiene el coraje para ser ANTIPERONISTA, o sea, ANTIFASCISTA en el contexto argentino. Sea porque  están colonizados mentalmente por el peronismo y piensan que ser antiperonista es "gorila", sea porque tienen miedo de que sus amigos peronchos se enojen con ellos, o porque creen que la oposición al peronismo tiene que ser menos frontal. La única excepción que conozco a esta regla es la secta bolche Razón y Revolución, que sí ha producido un muy buen material intelectual contra el peronismo.

En resumen, la mayoría de la izquierda argentina es un peronismo algo más limpio, socialdemócrata, "coherente", "honesto". Las masas laburantes "de derecha" hacen bien en despreciarla e ignorarla. Esta izquierda está entre lo nefasto y lo inútil. No es sorpresa que engendros burgueses como Macri o Milei sean vistos como mejores alternativas para combatir al peronismo.

En cuanto a la izquierdita que no es seguidista del peronismo y critica al resto de la izquierda por serlo, no tienen tampoco nada mejor que ofrecer. Están en un limbo entre "superar" a la izquierda a la que critican y la esperanza de que ésta alguna vez cambie el rumbo.

El Estado argentino es peronista

La teoría política diferencia entre Estado, régimen político y gobierno. El Estado como grupo de instituciones mediante la cual una minoría monopoliza el poder social sobre el resto de la población; el régimen político como la configuración particular de las instituciones estatales (parlamentario, presidencialista, dictatorial); y el gobierno como el conjunto de personas que ocupan los cargos dirigentes del Estado.

Según quienes se manejan por esta teoría, el peronismo sería simplemente un partido más. Bastaría con que pierda las elecciones para llevar las políticas de Estado a otro rumbo. Sin embargo, recientemente vimos que eso no es verdad. El macrismo gobernó 4 años de 2015 a 2019. Tuvo la presidencia nacional y el gobierno de la provincia de Buenos Aires (ya gobernaba la Ciudad de Buenos Aires y la provincia de Mendoza). No hizo ninguna reforma estructural al capitalismo argentino, como sí la hizo el menemismo. Sacó a la patria contratista peronista para poner a sus propios amigotes en la obra pública y otros negocios, puso un poco más de énfasis en el "emprendedurismo" que en la asistencia social, cambió el discurso de la "solidaridad" por el de la "meritocracia", pero en el resto no hizo nada que el peronismo no hubiera hecho antes.

El macrismo mantuvo la estructura extractivista y agraria del capitalismo argentino, con su industria local pequeña y dependiente de subsidios y un dólar alto, y con una población creciente de gente que nunca tuvo un trabajo formal ni lo tendrá, porque la mayoría de la plusvalía generada acá se "fuga" hacia el exterior (hasta los mismos funcionarios del gobierno invierten afuera) en vez de invertirse aquí productivamente, generando empleo. Y a pesar de todos los esfuerzos de los gobiernos, la mano de obra argentina todavía es muy "cara" para quitarle puestos de manufactura a países asiáticos.

Argentina es un país que llegó tarde al capitalismo, que no desarrolló una industria mundialmente competitiva ni en escala ni en tecnología, cuyo mayor aporte al mercado mundial sigue estando en las exportaciones agrícolas, donde gracias al paquete transgénico y la mecanización se emplea a muy poca gente. Es un país con una población de 47 millones, con una población económicamente activa dividida en dos grandes sectores: uno desempleado que sobrevive en base a planes sociales y changas, y otro empleado que en su gran mayoría trabaja para el Estado, pequeños negocios o industrias no competitivas. Los trabajadores del sector privado que se encuentran en empresas prósperas y tienen ingresos por encima de la canasta familiar son ahora una minoría privilegiada. El resto de la población está condenada a rascar el fondo de la olla sea profesional o desocupada.

Un país así no puede ser gobernado por burgueses liberales o desarrollistas. Es un país para ser gobernado por populistas. Cualquiera que tenga ideas raras sobre quitar subsidios, sea a la masa desocupada o a la misma burguesía local, e implementar algo así como "el que no trabaja no come", arriesga la guerra civil. No es que el peronismo sea diabólicamente astuto o que gran parte de la gente sea irremediablemente estúpida y borrega (aunque algo de esto hay). Es que el peronismo es el partido más hábil para moverse en este fango.

Así como ninguna especie puede ir más allá de lo que permite la realidad de un ecosistema, ningún gobierno puede ir más allá de lo que permite la realidad económica y social del territorio que gobierna. El partido que mejor ha sabido gobernar la Argentina, en las condiciones decadentes y parasitarias del capitalismo argentino, es el peronismo. Este sí es un caso para tirar al niño junto con el agua sucia. Tirar a la mierda el peronismo significa tirar a la mierda a Argentina como país, y está bien.

La alternativa al peronismo no será estatista

Los delirios de la izquierda bolche sobre "superar" al peronismo y adueñarse del Estado argentino son solo eso: delirios. No se puede destruir al peronismo sin destruir al Estado argentino también. Porque adueñarse del Estado significa gerenciar el capitalismo argentino tal como es. Por eso las sectas como Razón y Revolución, que han desarrollado una literatura valiosa contra el peronismo y un interesante estudio de la economía argentina, cuando desarrollan un proyecto de socialismo para la Argentina terminan en el mismo lado que la izquierda peronista: el estatismo.

En Argentina la única perspectiva revolucionaria posible pasa por la destrucción del Estado argentino. Aclaración adicional para bolches: no hablo de eliminar al régimen burgués, hablo de eliminar al Estado-nación.

Como la izquierda es estatista por naturaleza, nunca llegará todo lo lejos que hay que llegar para diferenciarse del peronismo. Hará frente con el peronismo en un montón de asuntos. Especialmente contra "la derecha" (o sea, la derecha no-peronista) y en defensa del Estado. Después de todo, el bolchevismo fue el modelo para el fascismo. La izquierda modelada por el bolchevismo tampoco quiere ni practica una cultura política libertaria. También anhela el poder y la dominación. También exige la obediencia y confunde centralismo con eficacia. Si ocurriera un milagro y esta gente terminara en el poder, harían lo mismo que los peronistas y quizás con mayor brutalidad. Como ya lo hicieron en todos los países donde llegaron al poder.

Por todo lo anterior, considero que dedicar esfuerzos a un proyecto político para una Argentina sin peronismo es inútil. Lo que tiene que desaparecer es la Argentina, junto con todos los Estados nacionales.

¿Cómo? 

En su mayor parte, el mismo colapso civilizatorio se está encargando de ello (una introducción a la emergencia climática y la crisis de recursos aquí). El capitalismo global está depredando los mismos ecosistemas que le sirven de sustento, y está consumiendo en forma creciente a su principal combustible energético: el petróleo. Los actuales Estados nacionales son altamente dependientes de sistemas energéticos centralizados y basados en la hidrocarburos, y no están realizando la transición energética decrecentista y hacia la resiliencia que ellos mismos necesitarían para mantenerse en pie y por lo tanto con la capacidad de dominar a "sus" poblaciones.

Pero más allá de esto, se necesita de proyectos y perspectivas para una vida sin Estado, post-capitalista. El siguiente punteo está compuesto de las conclusiones que he ido sacando en estos años:

  • Antes de pensar en qué hacer, tengamos claro qué NO hacer. Los partidos de izquierda siguen en el sueño del desarrollismo marxista y no reconocen la crisis civilizatoria en la que estamos. Su propia estructura autoritaria, además, previene cualquier renovación en su visión del mundo. Esta izquierda dogmática y totalitaria debe ser abandonada para que marchite y muera. Es inútil seguir militando dentro de ella o fuera de ella para que cambie.
  • El bolchevismo debe ser denunciado como el fascismo rojo que es y necesitamos desarrollar una nueva perspectiva teórica superadora del marxismo.
  • Necesitamos recuperar las experiencias comunalistas y de democracia directa de nuestra región. El municipalismo libertario y al confederalismo democrático ofrecen perspectivas que, con algunas modificaciones, podemos aplicar localmente. 
  • De las corrientes políticas existentes, el anarquismo es nuestro mejor aliado. Algunas discusiones con el anarquismo aquí.
  • Más que nunca la organización política y social a nivel local es la que tiene prioridad. La perspectiva revolucionaria del siglo XIX nació en un contexto histórico donde importantes porciones de la población estaban dispuestas para una revolución social. La perspectiva revolucionaria del siglo XX puso a la revolución en manos de vanguardias o grupos conscientes que debían manipular o sustituir a "las masas". El enfoque actual debe pasar de qué deben hacer "los revolucionarios" a qué podemos hacer las personas comunes.

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