El ecofascismo, o el capitalismo del colapso ambiental
El autor de este libro es Carlos Taibo y se puede bajar en pdf aquí, son menos de 150 páginas. En lo que sigue hago un resumen y reseña.
¿Ecofascismo?
Este concepto puede parecer muy loco para quien lo lee o escucha por primera vez. Yo me lo encontré por primera vez en el libro Colapso del mismo autor. Estas palabras de la conclusión del libro lo resumen bastante:
"en muchos estamentos de poder del planeta ha ganado terreno la idea de que el cambio climático y el agotamiento de las materias primas energéticas son realidades muy graves que afectan a la lógica entera del sistema y reclaman respuestas. Una de ellas, que no tiene a buen seguro un peso marginal, es el ecofascismo. La propuesta correspondiente obedece, en una de sus dimensiones fundamentales, al designio de recuperar un dominio pleno e incontestado en provecho del capital, en general, y, en su caso, de unos capitales sobre otros. (...) Si durante décadas la corriente dominante en el capitalismo realmente existente ha sido aberrantemente cortoplacista, de tal forma que a poco más aspiraba que a multiplicar de forma espectacular los beneficios en un período muy breve, sin ningún proyecto mayor de futuro, hoy se perciben con claridad los rasgos de un capitalismo nuevo que, consciente de lo que en el terreno ecológico se nos echa encima, sí tiene, por desgracia, un proyecto de futuro."
Taibo acepta que esto es una especulación sobre nuestro futuro próximo, pero argumenta bastante bien sobre los antecedentes del ecofascismo en el pasado(1) y que algunas tendencias del presente pueden evolucionar en esa dirección.
Tanto el concepto como el libro nos llaman a ponernos en guardia
El proyecto ecofascista del que nos advierte Taibo surgirá de las actuales élites. Sí, las mismas élites que durante décadas negaron la crisis ambiental, después la admitieron a regañadientes, y ahora la reconocen y hacen como(2) si se ocuparan de ella.
Esas mismas élites van a cambiar su actitud. Van a ocuparse de la crisis ambiental. Pero lo harán de la peor manera posible para la humanidad. Parte de su táctica será utilizar argumentos ecológicos reduccionistas y sesgados.
La ecuación del impacto ambiental es población x consumo per cápita x tecnología. El ecofascismo no va a enfocarse en una transición tecnológica post-fósil donde se preserven o incluso se mejoren las condiciones de vida de la población, reduciendo la desigualdad en el consumo. Al contrario: mantendrán la desigualdad, tratando de afectar lo menos posible al consumo de las élites, mientras que al resto nos impondrán racionamiento porque "no hay para todos".
Como el ambientalismo de los ecofascistas será nacionalista (y quizás etno-nacionalista), cuando hablen de controlar la población van a referirse a "la otra" población. Dentro de las propias fronteras: los inmigrantes y otros chivos expiatorios. Fuera de las propias fronteras, en el caso de países con ejércitos considerables, las poblaciones cercanas a recursos naturales considerados "estratégicos". Intentarán aprovecharse de nuestra desesperación, la nostalgia por los tiempos de antes (o sea, estos que estamos viviendo), y de las fragmentaciones sociales existentes para imponernos su "ellos o nosotros". Para que así apoyemos sus proyectos autoritarios y genocidas.
Así como todos los Estados agreden a poblaciones locales que resisten proyectos extractivistas, los Estados con capacidad militar han llevado adelante guerras de saqueo o de invasión para quedarse con recursos naturales ubicados en el territorio de Estados más débiles. Los distintos ecofascismos van a profundizar esta tendencia, con asesinato de ambientalistas incluido (Colombia tiene el récord por ahora). Pero aquí la novedad es que dos ecofascismos pueden llegar a competir por el mismo recurso, por lo cual puede haber un retorno a guerras directas entre potencias. Una tercera guerra mundial, esta vez con arsenales nucleares.
¿Hay manera de evitar el ecofascismo? ¡Sí!
La ventana de oportunidad que ve Carlos Taibo para una alternativa al ecofascismo está en el mismo proceso de colapso al que se dirige la civilización capitalista fósil por razones climáticas y de recursos.
Este colapso debilitará a los Estados-nación y al comercio internacional (que son sistemas altamente centralizados y complejos, y que por lo tanto necesitan mucha energía para funcionar), favoreciendo tendencias de descentralización política y relocalización económica.
Allí las comunidades que sobrevivan, dependiendo de la correlación de fuerza con las élites locales, tendrán la oportunidad de reorganizar la vida. La apuesta de Taibo es por la autogestión y la democracia directa. La mía también. Para incrementar las posibilidades de estas alternativas hay que empezar desde ahora.
Que las comunidades se empoderen a sí mismas y dejen de empoderar al Estado siempre fue la mejor forma de prevenir el fascismo, y también sirve para prevenir el ecofascismo. En el ámbito del discurso y el debate, ver y demostrar la falsedad de las (falsas) soluciones autoritarias, cuya publicidad es que serán más eficientes.
La realidad parece abrumadora y es fácil concluir que las personas que no pertenecemos a las élites no podemos hacer nada ante esto. Pero sí podemos hacer. Es más, opino que lo primero a dilucidar es aquellas cosas que podemos dejar de hacer. Aquí una discusión extendida sobre qué podemos hacer las personas comunes en este contexto histórico.
Notas
(1) Taibo argumenta que el ecofascismo tiene algunos antecedentes en la Alemania nazi. Dentro del nazismo hubo corrientes naturalistas, que promovían un regreso a la vida "natural", y que justificaban el exterminio o "evacuación" de otras poblaciones por la necesidad de "espacio vital" para la población aria.
(2) "Hacen como" porque no lo hacen: obstruyen las medidas que hay que tomar porque significarían abandonar los combustibles fósiles y renunciar al crecimiento económico. Hoy el negacionismo climático solo lo ejerce la ultraderecha. Las mayorías en la élite reconocen que el cambio climático es real, pero practican el obstruccionismo. Aceptan la necesidad de las políticas climáticas, pero en la práctica las obstruyen.
Gracias! Muy bueno
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