Por qué voto en blanco este domingo (Argentina)

 


Este post es como una continuación de este otro, que fue por la época de las primarias anticipadas. Este domingo en Argentina son las elecciones "definitivas" para cargos en el Congreso Nacional. 

¿Cuáles son las opciones disponibles?

Peronismo (oficialista o no-oficialista): los gestores más eficaces de la decadencia argentina. Las variantes provinciales solo están enfrentadas al kirchnerismo/cristinismo por reparto de la torta en la coparticipación, distribución de las obras públicas, y otras tensiones entre los Estados provinciales y el nacional. El oficialismo saldrá castigado por estos dos años de horrible gobierno, con una de las peores gestiones de la pandemia del mundo (novena en el ranking mundial de muertes por millón de habitantes).

Macrismo: falsa alternativa a lo anterior (que seguramente saldrá fortalecida por estos dos desastrosos años del gobierno nacional). Cuando gobernaron en el 2015-2019 los únicos éxitos que tuvieron fueron los antipopulares (despidos, ajustes y reprimir), pero fracasaron miserablemente en su principal promesa a la clase capitalista y al electorado antiperonista: ordenar la macroeconomía y modernizar la estructura productiva del país. No resolvieron la inflación ni crearon condiciones para la inversión Ni hablemos de slóganes demagógicos como "pobreza cero".

Troskismo: esta socialdemocracia rosada que ni siquiera habla del socialismo a la bolchevique (que es una porquería totalitaria), nos pide a "los trabajadores, las mujeres y la juventud" que pongamos representantes de izquierda en el congreso para defender el salario y el ambiente y para avanzar causas progresistas (como la despenalización de la marihuana). Sin embargo, este frente de izquierda, en sus 10 años de existencia, ha demostrado ser un colectora del peronismo cristinista, al que critica por su contradicción entre acción y discurso (como si su discurso fuera bueno) y a quien diferencia de "la derecha". Además de ser voto por resignación para izquierdistas en general, este es un voto para que la progresía de clase media, que en cargos ejecutivos siempre vota al peronismo como el mal menor contra "la derecha", se sienta un poco mejor consigo misma.

Liberalismo: esta opción política está creciendo como expresión del hartazgo de mucha juventud con la decadencia argentina y su principal gestor (el peronismo), más su decepción con su falsa alternativa (el macrismo) y su rechazo al socialismo a la bolchevique (que yo considero algo muy sano, por más que sea hecho desde la propaganda liberal y con bastante ignorancia). Las nuevas figuras políticas como José Luis Espert y Javier Milei se caracterizan por vociferar contra el estatismo y el populismo y hablar bellezas sobre el libre mercado y los "países serios". Ambos tuvieron/tienen cercanías con el macrismo, donde también hay un ala liberal representada por Ricardo López Murphy y otros, pero se ve que no acordaron sobre lugares en las listas y bueno, su apuesta es robarle algunas bancas al macrismo.

Después hay otros partidos tan chicos a nivel nacional no vale la pena mencionarlos por ahora. Generalmente son partidos identificados con variantes de izquierda fuera del Frente o partidos del nacionalismo católico, cuya principal agenda tiene que ver con temas culturales y "de valores".

¿Por qué no opto por ninguna?

Como expliqué en el posteo anterior, no estoy satisfecho con los clásicos argumentos antielectorales del anarquismo y del izquierdismo chico (que es abstencionista cuando no le da la nafta para participar del juego electoral y electoralista cuando sí le da). Tampoco estoy de acuerdo con el nihilismo de "son todos iguales" porque es una renuncia al análisis concreto de la situación y de las opciones disponibles. Como alternativa presento los siguientes criterios.

Estamos en una civilización capitalista construida sobre la explotación y la muerte de millones de seres humanos, que ha destruido ecosistemas enteros, que ha llevado adelante guerras y genocidios, y que ha provocado un cambio climático de terribles consecuencias para los humanos de los próximos siglos. Todas las opciones mencionadas arriba quieren sostener a esta civilización.

Por si esto fuera poco, esta civilización también ha puesto en pie una estructura productiva y de transporte que es altamente dependiente de materiales que se están agotando, siendo los principales el petróleo y el gas natural convencionales. Ninguna de las opciones que se presenta el domingo tiene un programa para prepararnos para el próximo colapso de los sistemas productivos que se viene. Para ellas esto no existe. Lo cual les hace parte del problema.

Esta civilización se divide en Estados nacionales, donde prácticamente todos se han originado a través de la guerra y el genocidio. Esto ya es suficiente para no querer participar de esto, pero vayamos más profundo. El sistema político más presente por este lado del mundo es la república con representantes electos por voto universal. Mal llamada democracia, porque el poder lo tienen los representantes, no el pueblo. Ninguna de las opciones del domingo propone una democracia, ni siquiera reformas a este sistema político en un sentido democrático.

Argentina es un espacio capitalista decadente. En la estructura productiva argentina la única rama competitiva es el campo (hegemonizado por el paquete transgénico) y algunos sectores excepcionales como el desarrollo de software. A través de una política redistributiva que tiene que hacer el Estado, las ganancias de los sectores más productivos tiene que usarse para mantener, por un lado, a una industria local pequeña, tecnológicamente atrasada, y cada vez empleadora de menos gente. Y, por el otro, mantener a un Estado obligado a sostener con empleo público y planes sociales a la cada vez mayor porción de población que no encuentra empleos ni formales ni informales en el sector privado. Esta situación es empeorada por gobiernos que ni siquiera son coherentemente capitalistas, por populistas o por cagones. Todas las opciones del domingo están dentro de este capitalismo decadente, con mayor o menor estatismo pero todas adentro.

Hay que resaltar lo de capitalismo decadente, porque hay gente progre que considera romántico oponerse al capitalismo en el discurso pero irresponsable hacerlo en la práctica. Tengo perspectiva histórica y también sé masticar y caminar al mismo tiempo, progres. Si yo viviera en otro país donde la opción es entre un capitalismo con capacidad de dar empleo y un estándar aceptable de vida a la mayoría de la población y un capitalismo como el argentino, no me caben dudas que me vería forzado a defender lo primero porque lo segundo sería un retroceso notable en nuestras condiciones materiales de vida. Así que mi objeción a elegir entre las fuerzas políticas disponibles no es solo que son todas capitalistas, sino que ninguna tiene una propuesta seria para sacarnos de la decadencia. Y si entre ellas tengo que elegir la peor, es el peronismo.

Por último, incluso pensé la cuestión a un nivel más egoísta: el provincial. ¿Cuál es la fuerza que más beneficios podría traerle a mi provincia, con su presencia en el congreso nacional, en términos de inversión, obra pública, subsidios, etc.? La respuesta a esto sería: los mismos explotadores, ladrones y ecocidas que vienen eternizados hace décadas en el poder político provincial. No voy a fortalecerlos.

El giro hacia la política local

La política nacional nos quita demasiados recursos y atención. Y, como es esperable de una sociedad decadente, el debate político está degenerando cada vez más a una cuestión de insultos, acusaciones, y propuestas demagógicas e irresponsables. La izquierda también es parte de esto.

Me vengo convenciendo que la atención tenemos que ponerla cada vez más a nivel de la política pública local. Gobierne quien gobierne. Porque lo que pasa a nivel nacional obviamente afecta nuestras vidas (la inflación, las paritarias a nivel nacional, nuevos impuestos o su aumento, aumento de los servicios, legislaciones como la nueva ley de alquileres), pero es poco lo que podemos hacer ahí. En cambio en la ciudad donde pasamos todos nuestros días (y en Argentina 9 de cada 10 personas vive en áreas urbanas), se toman decisiones que nos afectan inmediatamente y las toma gente que es nuestra vecina, un poder político que tenemos cerca, y al cual podemos presionar sin necesidad de juntar tantos números.

Yo mismo estoy en transición hacia este giro, pues inevitablemente por estar en contacto con medios y con redes sociales sigo dedicando parte de mi atención a la política nacional, porque además algún puente tengo que tender para dialogar. Pero si vos que estás leyendo esto podés pensar en algo que está pasando en tu ciudad y que te importa mucho, podés hacer el cálculo de que tu presencia en esa movida local tiene muchísimo más impacto que tu voto a nivel nacional o provincial. La política en serio pasa por ahí.

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