"¡Escucha, marxista!" de Murray Bookchin

 


El texto ¡Escucha, marxista! fue escrito por Murray Bookchin en 1969 y salvo las menciones a la coyuntura norteamericana y del mundo en esa época, conserva plena vigencia en cuanto a la crítica al dogma marxista del proletariado y el partido, y también la condena a los crímenes bolcheviques contra la revolución rusa.

Son apenas 12 páginas en A4, más largo que un artículo común pero mucho más corto que cualquier librito. A pesar que voy a hacer una reseña recomiendo leerlo. Esas 12 páginas se dividen en cinco capitulitos:

  • Los límites históricos del marxismo
  • El mito del proletariado
  • El mito del partido
  • Las dos tradiciones
  • Sobre los grupos de afinidad

El mensaje principal del texto

Como lo dice el título y lo dan a entender sus capítulos, el interlocutor es la gente marxista honesta que todavía sigue atrapada en la ideología marxista. Dejo que él mismo lo sintetice:

"Creemos que el marxismo ya no es aplicable a nuestro tiempo, no porque resulte demasiado visionario o excesivamente revolucionario, sino porque no lo es en grado suficiente. Creemos que nació de una era de escasez y presentó una crítica brillante de aquella era, concretamente del capitalismo industrial, y que está naciendo una nueva era que el marxismo no abarca adecuadamente y cuyos lineamientos sólo pudo anticipar en forma unilateral y parcial. Sostenemos que el problema no es «abandonar» el marxismo o «anularlo», sino trascenderlo dialécticamente, del mismo modo que Marx trascendió la dialéctica hegeliana, la economía de Ricardo y las tácticas y modalidades organizativas blanquistas. Consideramos que, en un estadio del capitalismo más avanzado que el que conoció Marx hace ya un siglo, y en una etapa más avanzada del desarrollo tecnológico que Marx pudo anticipar claramente, es necesaria una nueva crítica, que a su vez inspire nuevas formas de lucha, de organización, de propaganda y de estilo de vida."

Bookchin usa contra la transformación del marxismo en dogma las mismas palabras de Marx en El 18 Brumario:

"La tradición de todas las generaciones muertas cae como una pesadilla sobre la mente de los vivos. Y precisamente cuando parecen embarcarse en la transformación de sí mismos y de las cosas que los rodean, precisamente en las épocas de crisis revolucionaria convocan ansiosamente los espíritus del pasado en su ayuda, y de ellos toman prestados nombres, slogans de barricada y vestidos, para presentar el nuevo escenario de la historia del mundo con este disfraz santificado por el paso del tiempo, con este lenguaje prestado ... La revolución social del siglo diecinueve no puede extraer su poesía del pasado, sino sólo del futuro. No puede comenzar a vivir si no se desnuda de todas las supersticiones relativas al pasado... Para arribar a su propio contenido, la revolución del siglo diecinueve debe dejar que los muertos entierren a sus muertos. Allí la frase iba más allá que el contenido; aquí el contenido supera a la frase."

La revolución actual (para Marx la del siglo XIX, para Bookchin la de segunda mitad del siglo XX, para nosotrxs la de principio del siglo XXI) debe extraer su poesía del futuro. Lxs marxistas, como su nombre lo indica, hacen todo lo contrario. Ya es evidente en el hecho de que en vez de nombrarse a sí mismxs de acuerdo a lo que quieren, se nombran a sí mismxs como seguidorxs de un autor.

Siguen insistiendo con una revolución protagonizada por la clase obrera, cuando esta clase está totalmente adaptada al sistema capitalista (sí, a pesar de las "contradicciones objetivas entre capital y trabajo").

Siguen insistiendo con una revolución dirigida por el partido de vanguardia, cuando hemos visto que ese tipo de partidos, cuando no ha sido un mero lastre para las revoluciones sociales, ha sido un factor contrarrevolucionario y ha asesinado a la revolución.

Todo esto es examinado en detalle con muchos y muy buenos argumentos por Bookchin en ¡Escucha, marxista!. Considero que esa es la principal riqueza teórica del texto.

Mis críticas a Bookchin

Se siente injusto visitar a un texto revolucionario del pasado, donde el autor o autora esperaba una revolución inminente, y decirle "hola, tu revolución no ocurrió o fracasó". Pero es lo que pasó. La revolución de la contracultura y la juventud en la que Bookchin tenía esperanzas, no ocurrió.

Si bien sigo acordando que la acción revolucionaria de la clase obrera empieza cuando lxs obrerxs reniegan de su condición obrera y reivindican para sí una humanidad completa, no está claro que el sujeto social surgido de este desclasamiento sea capaz de conformar un poder social que amenace al Estado.

Sin embargo, hay que decir que Bookchin en los años posteriores desarrollaría su filosofía del comunalismo y su política del municipalismo libertario, donde sí se da una respuesta a esa pregunta. Es más, si en este texto lo vemos anarquista, en los años siguientes escribirá varios "¡Escucha, anarquista!" y finalmente romperá con el anarquismo (este texto detalla la trayectoria política e intelectual de Bookchin, incluyendo su proceso con el anarquismo).

Otra crítica que tengo es que Bookchin elige polarizar con la teoría de Marx llamándole una teoría de la época de la escasez, cuando el presente (1969) se caracterizaría por una época de la abundancia. No se lo puede culpar por pensar eso, dado que la explotación intensiva del petróleo en la segunda mitad del siglo XX dio lugar a un aumento extraordinario de las fuerzas productivas. Sin embargo, nosotrxs haríamos muy mal en basar expectativas revolucionarias en la continuidad de esta abundancia. Porque justamente estamos en la década de la escasez del petróleo y de otras materias primas estratégicas. Siendo que además hoy estamos llegando a 8 mil millones de humanos y en la época en que Bookchin escribió este texto éramos menos de la mitad. La crisis ecológica que Bookchin quería remediar tempranamente se ha agravado demasiado en estas últimas décadas. Incluso si logramos una revolución exitosa contra el capitalismo en todo el mundo, no heredaremos una sociedad de la abundancia.

Quizás, también, haya que dejar de identificar el buen vivir con la abundancia. Porque si bien es cierto que para vivir bien (en libertad) se necesita de pre-condiciones materiales para satisfacer necesidades, esto no significa abundancia.

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