La necesidad del ateísmo y la necesidad de criticarlo

Soy ateo desde que tengo memoria. 

Nuestros padres fueron criados católicos y se hicieron ateos. A nosotros nos criaron sin adoctrinarnos religiosamente. Tampoco nos adoctrinaron con nacionalismo ni con racismo. Lo he normalizado pensando "pero claro, eso es lo correcto". Sin embargo me di cuenta, hablando con mucha gente sobre su crianza, de lo socialmente raro que es ese respeto a la autonomía de los niños para que desarrollen su propia personalidad y sus propias ideas sobre el mundo. 

Cuando empecé la secundaria me hice amigo de un chico muy cristiano así que por unos meses "creí en dios" y le rezaba y pedía perdón mentalmente. Solo me sirvió para sentirme culpable, avergonzado y vigilado. Pude dejarlo solo. ¿Pero si eso me hubiera iniciado en un camino de mayor curiosidad, y de leer la biblia, y unirme a una iglesia donde hubiera encontrado alguien que me influyera más que ese amigo? Era adolescente. Hasta podría haberlo hecho por rebeldía a mis padres ateos, para experimentar... Tuve suerte.

Gran parte de la gente cría a sus hijos para que sean miembros de su tribu, por lo tanto los adoctrinan desvergonzadamente (incluyendo el cuadro de fútbol). La gente altamente individualista cría a sus hijos para que cumplan con sus expectativas personales. La crianza como la que yo tuve es una excepción. Sigo porfiado en la idea de que no debería serlo, que debería ser la norma. Escuchar relatos sobre como otra gente se liberó del adoctrinamiento religioso siempre me emociona.

Por eso he vuelto a interesarme por el ateísmo. Dejo a continuación unos puntos a favor del activismo ateo, y también algunas advertencias sobre sus limitaciones y peligros.

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  1. Quiero que se considere al adoctrinamiento religioso como una forma de abuso infantil. Alguna gente, como mis padres, pudo liberarse de las consecuencias de ese abuso (haber sido adolescentes en los 60 y universitarios en los 70 les ayudó mucho). Al no reproducir ese abuso conmigo, yo no tuve que dar esa batalla. Hagamos lo posible por impedir ese abuso y por poner a disposición temprana los medios para recuperarse de él.
  2. Lamentablemente, mucha de la gente que sufrió de abuso religioso no podrá recuperarse de él. Serán imbéciles hasta que mueran. Clarifico: no considero imbécil creer en dioses o "energías" para llenar un vacío emocional o el vacío de nuestro conocimiento sobre el universo y la vida (aunque creer en algo sin evidencia es una actitud criticable). Lo que considero imbécil es someterse a una voluntad imaginaria y a sus representantes. Por cierto, podés ser un/a imbécil con 15 doctorados y habiendo escrito 100 libros. ¿Por qué darle tanta importancia a los imbéciles? Porque pueden ser tan o más peligrosos que los malvados. Si tenés un malvado mandando a 100 imbéciles, es lo mismo que tener 101 malvados. Por lo tanto reducir el número de imbéciles tiene que ser la primera prioridad. Poner obstáculos entre imbéciles y malvados, la segunda.
  3. Para proteger a las nuevas generaciones del abuso religioso no sólo basta con lo que hagamos como madres, padres, tíxs, abuelxs, y mentores. Necesitamos reformas institucionales y cambios culturales para tener una sociedad lo más laica posible. Así las nuevas generaciones no tengan que esperar hasta llegar a la universidad para exponerse a la crítica de la religión. La enseñanza de la religión comparada en la enseñanza primaria sería una buena herramienta, para que los niños adoctrinados en una religión sepan que han habido y hay muchas religiones. Tampoco podemos ser indiferentes con el boicot religioso a la educación sexual y con su defensa de los roles de género patriarcales. Las campañas de apostasía colectiva han sido útiles para visibilizar la afiliación obligatoria de menores de edad a una religión. Esta práctica debe ser tan ridícula y repelente como afiliar a tu hijo chiquito a un partido político.
  4. Necesitamos ser coherentes en la crítica a los dogmas religiosos. Si bien en Latinoamérica domina el cristianismo en su versión católica (con un evangelismo en crecimiento), también hay que tener el coraje y la previsión de criticar a la religión judía, al islam, a la falopa new age/astrologista e incluso a las cosmovisiones indígenas en sus aspectos retrógrados (crítica que muchas mujeres indígenas ya han empezado). Por una cuestión de integridad y también para quitarle bases a la victimización católica. 
  5. Dicho todo esto, hay un gran problema con la ola del "nuevo ateísmo" anglosajón que se puso de moda en estas últimas décadas (Richard Dawkins, Sam Harris, Christopher Hitchens). Por lo general se trata de intelectuales bastante acríticos con el colonialismo y el imperialismo, en el mejor de los casos. En el peor de los casos, han sido partidarios del imperialismo occidental "porque el Islam es la mayor amenaza a nuestra civilización" y similares. Obviamente, al lado de los fundamentalistas religiosos es fácil verles como los adalides de la Razón y la Ciencia contra el oscurantismo. De similar manera, es fácil verles como la voz de la razón cuando se les pone al lado de la izquierda "woke" posmoderna/progresismo. Pero muestran la hilacha cuando hablan de asuntos sociales candentes tanto en sus países como en el mundo en general. Y no lo digo porque no adhieran a narrativas de izquierda, sino porque se entusiasman con su propia reputación de defensores de la razón y no se aplican lo de priorizar la evidencia.
  6. Necesitamos referentes ateos serios y no-elitistas. Por el momento mi referente ateo preferido es Matt Dillahunty, un yanqui del sur criado en una secta cristiana. Iba en camino a ser ministro hasta que pudo entrar en contacto con la crítica a la religión en su vida intelectual. Liberarse del dogma le costó la relación con sus padres y le obligó a reinventar su vida. Dillahunty es un gran autodidacta que se viene dedicando a debatir públicamente tanto con intelectuales en conferencias como con gente común en su programa La experiencia atea. Desconozco si hay alguien como Matt en habla hispana. Los ateos públicos que he visto en habla hispana todavía están en la etapa del trolling a los "aleluyos" y la repetición de perogrulladas. El contenido que producen no pasa de ser un tipo de entretenimiento para la propia tribuna, lo cual fortalece la dinámica de tribalismo en la que estamos en vez de tender puentes de diálogo persuasivo y estimular la conversación. Agradecería ser desmentido en este punto.
  7. Tratemos a los religiosos moderados mejor que a los fanáticos, pero no nos dejemos chantajear por ellos. Hay una preocupación legítima sobre la actitud hacia los religiosos moderados. No debe ser la misma que la actitud hacia los fanáticos. Pero también se usa el "tu actitud aliena a los religiosos moderados" como chicana para impedir/censurar la crítica radical a la religión. Los cristianos moderados pueden tolerar que se critiquen las partes más brutales del viejo testamento, pero ni bien se habla críticamente del mito de Jesús ahí se molestan. Estoy a favor de elegir las batallas y ser estratégico con lo que se dice, pero ninguna relación sana puede basarse en que una parte se autocensure permanentemente para no enojar a la otra. Las conversaciones incómodas son importantísimas tanto para las relaciones íntimas como para el desarrollo intelectual y moral de una sociedad. El reclamo de moderación se puede aceptar para las formas, nunca para el contenido. El reclamo de suspender la crítica se puede justificar para un momento, pero no para toda una época o hacia todo un grupo.
  8. Una ideología minoritaria/inofensiva hoy puede ser hegemónica/peligrosa en el futuro. Un chantaje similar viene de parte de la gente que cree en la astrología, las energías, el budismo. "¿Para qué te metés con nosotros? Somos gente razonable, feminista, de izquierda, ecologistas. Seguro somos aliados tuyos en un montón de temas concretos. La espiritualidad no es lo mismo que la religión. Nuestra filosofía no tiene mandamientos. Somos tolerantes, no condenamos a nadie al infierno. Son las religiones organizadas las que oprimen y crían fanáticos." Una actitud complaciente con estas ideologías les deja la puerta abierta para que sigan ganando espacios y adherentes, con el potencial de ser el dogma hegemónico algún día. El cristianismo fue una secta minoritaria por siglos hasta convertirse en el dogma oficial de un imperio y desde ahí colonizar Europa y luego otros continentes. No es inteligente criticar solo al dogma hegemónico (o al percibido como más peligroso) y autocensurarse con los demás dogmas y creencias sin evidencia, ya que en los demás puede haber uno que tenga el potencial de ser hegemónico/peligroso en el futuro. Imaginemos si la astrología pasara a ser una creencia hegemónica y tu carta astral pasara a ser importante a la hora de conseguir un trabajo, o la posición de los astros pasara a determinar si se aplica o no una política pública o si se hace o no una intervención médica. Cuando estas creencias son marginales, es también nuestro trabajo asegurarnos que sigan siendo marginales.
  9. Cuidado con los ateos liberales y marxistas-leninistas. Refutar al dios abrahámico pero creer en "la mano invisible del Mercado" no favorece un gran avance en la comprensión del mundo. El economista liberal y sus seguidores profesan la fe en el libre mercado, de esta manera apoyando recetas económicas que han sido desastrosas para la calidad de vida de los pueblos, y negándose a modificar su posición pese a la evidencia en contra de ella. Este comportamiento dogmático no es consistente con el ateísmo. Tampoco lo es condenar a la Inquisición española y sus crímenes contra "herejes" y "brujas" mientras se apoya o no se condena a la Cheka bolchevique (y sus equivalentes chino, coreano, cubano) con sus crímenes contra "contra-revolucionarios" y "desviacionistas". Adherir al ateísmo por un lado y a una ideología con demasiadas similitudes con una religión por otro solo se puede sostener con una gran dosis de disonancia cognitiva. Este tipo de ateos son "aliados" poco confiables, a quienes hay que mantener a un brazo de distancia. Vienen con un dogma propio bajo el brazo, al cual quieren someter a la sociedad.

Si negamos a los dioses es para afirmar al ser humano

Cuando no sabíamos nada sobre el mundo y sus/nuestros orígenes, tuvimos que crear historias que lo explicaran. Al principio les asignamos una voluntad y una conciencia a las fuerzas naturales. Luego empezamos a crear dioses repletos de características humanas. Cuánto más pusimos en los dioses, menos humanos quedamos nosotros. Los humanos éramos sus juguetes. Eventualmente, la transición del politeísmo al monoteísmo. Un único dios, omnipotente, omnisciente y monopolizador del Bien, tendría como contraparte a una humanidad servil, ignorante y, por nacida en el pecado, necesitada de salvación. 

El amor por la libertad y el rechazo a la servilidad promovida por estas religiones ha llevado a algunos ateos a dar un paso más y ser antiteístas. Mientras el ateo simplemente no comparte la creencia en dioses, el antiteísta se opone activamente a ella. Desde hace siglos podemos rastrear luchas para reformar a la sociedad para que la libertad y la dignidad humanas no sean obstaculizadas por creencias irracionales, las primeras de ellas las religiosas.

La respuesta "sofisticada" de los defensores actuales de la religión (en aquellas partes del mundo donde ya no pueden encarcelarnos ni asesinarnos, así que tienen que dialogar con nosotros o hacer como que dialogan) es que si el ateísmo tiene éxito, la humanidad se quedará sin un modo de vida compartido necesario para sostener sistemas sofisticados de cooperación (sociedades). Sin las religiones no podremos darle un sentido a la vida ni compartir una historia en común sobre nuestro origen y nuestro destino. Sin religiones -nos chantajean Jordan Peterson y otros charlatanes- prevalecerán el nihilismo y la disolución de los lazos sociales.

Esa respuesta tendría sentido si no existiera el humanismo secular, esfuerzo intelectual y moral que lleva siglos construyendo una ética y una justificación para una vida ética que no dependen de ningún dios ni de creencias irracionales. (No confundir con el Movimiento Humanista inspirado por Silo).

Termino recomendando el Manifiesto Humanista 2000. No es el único manifiesto por el humanismo secular que se ha escrito, pero tiene una primera parte donde hace una síntesis de todos los anteriores. La buena noticia es que este texto no es ninguna palabra sagrada como la Biblia o como las obras de Lenin, así que puede revisarse. Yo personalmente tengo mucho que criticarle y actualizarle, dado que fue escrito en 1999 y ya pasó mucha agua bajo el puente. Además su perspectiva es poco crítica -por decirlo livianamente- del capitalismo y de la sociedad industrial fósil. Sin embargo, me parece un interesante punto de partida para pensar una humanidad que se hace cargo de su propio destino en este planeta, sin tutelaje de entidades sobrenaturales.

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