Guerra en Ucrania: ¿qué NO hacer?


Escribo estas reflexiones aplicando la filosofía del deshacer o dejar de hacer que sugerí en otro lado, como contrapunto al omnipresente qué hacer.

Partir del punto de vista del "¿qué puedo hacer para arreglar esto?" me parece desventajoso y peligroso en el actual contexto, tan contaminado de estupideces. Sugiero comenzar pensando "¿de qué maneras puedo contribuir a hacer que las cosas sean peores?", y entonces no hacer esas cosas. Por lo tanto lo siguiente es un punteo de lo que no voy a hacer y recién después hablo de lo que creo que se puede hacer.

No voy a decirle a las víctimas qué tienen que hacer

¿Qué peso puede tener mi posición personal, o incluso como parte de un grupo, para que valga la pena "militarla"? No voy a participar de ese juego.

No pienso como un "revolucionario"; no pongo "mi rol ante la Historia" encima de mis deberes con mi familia, mis vecinos y mi comunidad. Soy gente común, pienso en la gente común, me interesa ayudar a la gente común. Estoy a favor de investigar la historia para informarme y no repetir estupideces. Pero no con la ilusión -la arrogancia- de que lo que yo haga o diga es lo que va a decidir el curso de los acontecimientos. No voy a decirle a los ucranianos ni a los rusos "hey, esto es lo que hay que hacer" primero porque no lo sé con seguridad, segundo porque es seguro que yo tenga cosas que hacer desde mi lugar. Eso es lo que tengo que pensar. Pero primero, sigo con lo que no voy a hacer.

No voy a jugar a la geopolítica

No soy un gobierno, no me pongo del lado de algún Estado, tampoco integro un partido político. Por lo tanto no soy un jugador en las arenas geopolíticas. Mi situación es la de un ser humano viviendo en este planeta y en esta época, y también la de un ciudadano de la Argentina. Mi posición política es fundamentalmente moral (pido perdón a la secta del cinismo por decir la palabra con m). Estoy en contra de esta guerra porque estoy en contra de la guerra en general.

Mi convicción moral en contra de la guerra se basa en que me identifico con la gente común, que es la primera y principal víctima de una guerra. Me identifico con las familias de los pueblos agredidos por una fuerza militar, tanto las que quieren un fin rápido de la guerra como las que quieren resistir y vengar a sus caídos. Me identifico también con las familias cuyos hijos, hermanos y padres, reducidos a instrumentos de la política exterior de los Estados, son enviados a matar y oprimir a otras familias similares a las suyas. No quiero vivir una invasión ni que a mi hijo lo envíen a invadir a otro lado. Por eso estoy en contra de la guerra.

Como víctima y enemigo de los Estados, me interesa saber cómo piensan y operan. En esa medida me interesa la geopolítica. Pero teniendo bien claro que a la geopolítica le importa un carajo la gente como yo. La geopolítica es la disciplina de los Estados que juegan al TEG con el mundo, sin importarles ni la gente ni los ecosistemas. La gente común, los pueblos, necesitamos pensar y operar de otro modo. De un modo que nunca pierda de vista nuestros intereses y lo antagónicos que son respecto a los intereses de las élites y los Estados.

No voy a estimular ningún nacionalismo ni odio entre los pueblos

La conexión entre nacionalismos y guerras me parece clara. Otra conexión fácil de probar es entre el nacionalismo y la opresión estatal y capitalista dentro de cada país. El nacionalismo no es otra cosa que tribalismo a nivel estatal. Es anti-humanismo militante. 

Repudio a quienes se ponen de parte de Putin "porque la OTAN tal cosa". Repudio a quienes se ponen de parte de "Occidente" y demonizan a Rusia por hacer un 10% de lo que EEUU y sus aliados han hecho y hacen actualmente. Repudio al gobierno de Zelensky por victimizarse, por reclamar ayuda militar de la OTAN (con el peligro de que el conflicto escale a nuclear), y por lo que ha venido pasando hace 8 años en el este de Ucrania. La de Putin, la de la OTAN y la de Zelensky son las tres posiciones hegemónicas en el conflicto y en el debate sobre el conflicto. Todas son posiciones nacionalistas. En todas hay gente de izquierda y de derecha. No voy a fortalecer ninguna de esas tres posiciones, y si puedo restarles fuerzas a cualquiera lo voy a hacer.

No voy a poner a "la revolución" por encima del bienestar de la gente común

Hay una cuarta posición -marginal- con la que tampoco acuerdo. La de algunos socialistas y anarquistas que mantienen su independencia de las tres posiciones anteriores, las repudian correctamente, pero llaman a la resistencia o a convertir esta guerra en una guerra revolucionaria.

En este caso también se está justificando la guerra, sólo que una guerra "revolucionaria", que termine en algún status quo post-capitalista. Estos "revolucionarios" no se ponen en el lugar de las familias ucranianas que quieren que la guerra termine lo más pronto posible para volver a sus casas y seguir con sus vidas, porque esa no es la posición "heroica" que "la Historia" demanda.

¿Dónde está la tan declamada "solidaridad de clase" en escribir comunicados que llaman a los ucranianos a inmolarse contra un ejército claramente superior? ¿Qué es lo que se gana con consignas rimbombantes como "Ni guerra entre los pueblos ni paz entre las clases"? Si escriben esos textos para que sean leídos por "la competencia", tiene sentido (la mayoría de lo que la izquierda radical escribe es para sí misma). Pero si los escriben para que los lean los ucranianos, es algo así como "sé que están sufriendo, pero miren qué bellos principios que tengo". No ayuda en nada. Es una actividad puramente egocéntrica. Tiene un efecto centrífugo.

Estos "revolucionarios" creen que están adoptando una perspectiva de clase, pero están adoptando una perspectiva de secta. Una perspectiva de clase completa tiene que incluir a esa gente común que quiere vivir en paz. Pero los revolucionarios tienen una teoría construida alrededor de un sujeto heroico que tiene que existir sí o sí, y si no existe se lo quiere invocar con palabras. Hay una perversión tácita de esperar a que la guerra y las condiciones brutales de vida "forjen" a ese sujeto heroico, quitándole a la gente sus deseos de vivir una vida pacífica y centrada en el amor y en su familia, y dejándole solo "la revolución", el odio de clase, la venganza armada. Así se convertirán en el ejército perfecto para el Estado Mayor revolucionario que construirá el socialismo. Y los revolucionarios que siguen esta línea piensan sinceramente que están siendo emancipadores de la humanidad...

No voy a decir "pero Yemen, Siria, Palestina..."

Es insultante que se les diga a las familias ucranianas que de alguna manera son víctimas privilegiadas por ser "blancas". La gente común no tiene la culpa del racismo de los gobiernos y los medios hegemónicos. Si bien ese racismo y la hipocresía que conlleva tienen que ser denunciados, hacerlo dentro de una competencia por cuál víctima nos debería importar más es algo odioso.

La gente que no busca la verdad por su cuenta, va a tener una visión del mundo formada por los medios hegemónicos. Se va a sensibilizar por las cosas que los medios están mostrando. Los medios occidentales muestran el sufrimiento del pueblo ucraniano por culpa de la invasión rusa y no muestran el sufrimiento de otros pueblos. Pero esto no quiere decir que sensibilizarnos por lo que está pasando el pueblo ucraniano sea una concesión al racismo o a la hipocresía de esos medios.

No voy a ser el típico izquierdista que, desde el Olimpo de la moral hiper-mega-libertaria e igualitaria, se pasa retando a la gente común por no tener la posición revolucionaria perfecta. Eso lo único que alimenta es el nihilismo y el aislamiento de las perspectivas contra-hegemónicas (y por lo tanto la profecía auto-cumplida). Las reacciones más comunes de la gente ante los retos izquierdistas es: 1) si es intimidada, "bueno, mejor me callo y no vuelvo a demostrar interés por esto"; 2) si se queda resentida, "voy a ser/hacer/decir lo contrario de lo que esta persona quiere que sea/haga/diga".

Alguien sensibilizado por lo que pasa en Ucrania ya dio un paso en la dirección correcta. Decirle "debería haberte importado lo que pasa en la franja de Gaza desde hace décadas!" es contraproducente. En todo caso, se puede estimular a que la gente amplíe su mirada y su sensibilidad aún más, y a que desconfíe de los medios hegemónicos. Pero con información y propuestas, no con retos.

Resumiendo y terminando

Hay tres grupos de gente común que necesitan ayuda internacionalista en este conflicto. Los ucranianos refugiados, los ucranianos bajo la invasión, y los activistas rusos contra la guerra.

En ninguno de esos casos necesitan análisis geopolíticos ni la historia de lo horribles que son Putin, Zelensky y la OTAN. Eso en todo caso lo necesitaremos para educarnos y ponernos al día quienes no somos afectados personalmente por esa guerra y no sabemos casi nada sobre Ucrania, Rusia, y la historia del conflicto. Aquí un breve análisis histórico del imprescindible Carlos Taibo. En este análisis se pone explícito la transición de la hegemonía global de EEUU hacia un mundo multipolar, y en este otro la descomposición del capitalismo global en bloques regionales.

Además de educarnos, sensibilizarnos y hablar del tema, ¿qué podemos hacer? Se me ocurre: Averiguar qué organizaciones están en el terreno, ayudando a refugiados y a manejar la evacuación, y enviarles dinero u otros recursos. Si no podemos prestar ayuda material, podemos difundir su trabajo y sus convocatorias. También podemos difundir la voz de los ucranianos refugiados, de los que están soportando la invasión, y de los activistas rusos contra la guerra. Podemos difundir análisis del conflicto que estén bien hechos, desenmascarar la propaganda pro-Putín o pro-OTAN, manifestarnos contra la guerra.

Todo esto lo podemos trasladar al caso de Palestina, Siria, Yemen, y los demás conflictos que hay y por venir. Pero insisto con que lo primero es dejar de hacer las cosas que empeoran la situación de las víctimas. Para eso necesitamos mantener siempre la perspectiva de la gente común, porque eso es lo que somos. Ese es el internacionalismo que cuenta. No el de los Estados ni el de las sectas.

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