¿Por qué hay marxistas que no rompen con el leninismo?


Una honestidad a medias

He conocido marxistas, siendo el más público de ellos Rolando Astarita, que han roto con el troskismo sin salir del campo marxista ni pasarse al stalinismo. Generalmente eran militantes troskistas en la época de la caída del Muro de Berlín, donde el troskismo preveía que vendrían las revoluciones políticas de las que el profeta Trotsky había hablado en sus escritos. Y lo que vino, como ya sabemos, fue la restauración del capitalismo burgués en Rusia y Europa del Este, y un mundo unipolar hegemonizado geopolíticamente por los Estados Unidos e ideológicamente por lo que hoy llamamos neoliberalismo.

Esto les sacudió las convicciones y empezaron a cuestionar los fundamentos de esas convicciones, lo que les llevó a romper con el Programa de Transición de Trotsky y con el troskismo como corriente histórica. Con esto pagaron un precio político y personal en el ambiente marxista. Porque tuvieron que irse del partido en que militaron en su juventud y aún hoy reciben hostilidad del resto de la izquierda troskista en forma de insultos ("fundidos", "reaccionarios") u otras descalificaciones ("marginales", "no construyen nada").

Yo vengo acá a decir que estxs marxistas todavía tienen que romper con el leninismo. Porque no lo han hecho, incluso si han criticado la masacre en Kronstadt y otras atrocidades bolcheviques. Quizás porque intuyen que eso les llevaría a un antagonismo con la izquierda similar al que tiene el anarquismo. Y tendrían razón. Quizás porque intuyen que eventualmente ni siquiera podrían usar la etiqueta de marxistas. Y tendrían razón.

Juzgando por mi propia experiencia, yo creo que ganarían muchísimo más de lo que perderían. En principio se quitarían de encima el peso de reformar a la izquierda. Pues aunque lxs marxistas sin partido digan que su proyecto es la revolución proletaria y el socialismo, en los hechos sus esfuerzos están dirigidos a captar izquierdistas decepcionadxs con sus partidos y formar partidos nuevos o dar nacimiento a un movimiento de reforma en el campo marxista que fuerce a esos partidos a cambiar. Ese es el Qué hacer de estxs marxistas. Y este proyecto, además de cuestionable, está destinado al fracaso porque la izquierda tiene mecanismos muy eficaces para proteger al dogma de la verdad y, afrontémoslo, generalmente la gente que se busca a un nuevo jefe para obedecer (y gratis) luego de salir del trabajo no es la más libertaria.

Sin este peso de tener que salvar a la izquierda de sí misma, serían libres de reformular su praxis según la realidad histórica y lo que hoy se puede hacer al respecto con las fuerzas de las que disponemos. En vez de perder tiempo y energía con gente dogmática diciéndoles que es mejor apegarse a la verdad científica, con gente autoritaria diciéndoles que es mejor garantizar la libertad de discusión, y con  gente rosquera y arribista hablándoles sobre una ética militante que jamás existió en el leninismo. También evitarían escribir lamentos como éste cuando un escorpión se comporta como un escorpión.

¿Por qué este apego con el leninismo?

Primero, el leninismo ofrece un proyecto claro de Qué hacer. Pero esta pregunta es una trampa, como propuse en otro lado. Es reduccionista e implica una jerarquía donde hay que obedecer a la gente que tiene en claro qué hacer o así lo aparenta.

Yo creo que, por el lado intelectual, el apego al leninismo está íntimamente ligado al apego al marxismo. Esto es así incluso para quienes conocen al marxismo antibolchevique, como el comunismo de consejos. Por estos lados el marxismo vino en la forma de marxismo-leninismo por muchas décadas. Generaciones de militantes aprendieron sobre marxismo en el marco del leninismo. Por más que la crítica a las discontinuidades entre marxismo y leninismo fue muy bien hecha, las continuidades existen.

Por lo tanto me parece que es atacando el apego al marxismo donde hay que ir. Porque si bien considero que romper con el leninismo y pasarse al campo del marxismo antibolchevique es un avance, hoy es un avance cada vez más insuficiente, porque significa seguir poniendo el marxismo por encima del comunismo, y aferrarse a dogmas marxistas compartidos con las versiones leninistas.

Acá unas ideas, fundamentadas en mi propia experiencia, de por qué este apego es tan fuerte.

  1. Por mucho tiempo disfruté de la seguridad que me daba tener a mano una muy buena teoría que me daba respuestas ya elaboradas a gran parte de los problemas sociales o que, si no me daba la respuesta precisa, sí me daba las herramientas para elaborarla con relativa sencillez.
  2. Al establecer mi pensamiento político y social alrededor de una teoría tan desarrollada como el marxismo, tenía la seguridad de que mi pensamiento siempre iba a ser más racional y lógicamente coherente que el pensamiento de quienes no tenían teoría o tenían una "mala teoría".
  3. Los puntos fuertes del marxismo, por ejemplo ver la lucha entre partidos como una expresión de la lucha entre clases o fracciones de clase, me daban la seguridad de que ser marxista me ponía en una gran ventaja a la hora de analizar tanto la historia como el presente.
  4. El marxismo me dio "conciencia de clase", por lo menos a nivel teórico. Eso me salvaba de ser utilizado por fuerzas políticas contrarias a mis "intereses de clase", y también me hacía sentir más inteligente que aquellxs que "no tenían conciencia de clase".
  5. Si interactuaba con un desconocido marxista yo podía considerarlo un compañero independientemente del tipo de persona que fuera y de su praxis. Y si esa persona me decepcionaba, podía explicarlo porque era un mal marxista o no era tan marxista después de todo.
  6. El marxismo, aunque no fuera la intención de Marx, provee "conclusiones-atajos" sobre periodos históricos que hay que estudiar concretamente. Por ejemplo, el explicar la transición entre feudalismo y capitalismo con la dialéctica entre fuerzas productivas y relaciones de producción. Con la confianza en Marx por todo lo anterior, por mucho tiempo evité estudiar los periodos históricos que él analizó, pensando que la cosa ya estaba resuelta (1).
  7. Es sexy sentir que "la Historia" te da la razón. La tríada "comunismo primitivo-sociedad de clases-comunismo avanzado" de Marx (basada en las tríadas del sistema hegeliano), me proveyó de un fundamento racional para la fe en la inevitabilidad del comunismo. Pero no sólo eso: 
    1. Me proveyó de una lectura teleológica de la historia (lo que pasó es lo que debió pasar), reduciendo las contingencias, haciendo posible utilizar conceptos como "misión histórica" tanto para el capitalismo como para el proletariado. Las fuerzas contrarias a lo que "debía pasar" terminan siendo juzgadas como reaccionarias.
    2. Me amarró a una esperanza injustificada, a esta altura de la historia, en una revolución proletaria que realizaría una tarea prometeica de auto-elevación de una masa explotada, oprimida y embrutecida por siglos a seres humanos plenos. Esta esperanza me mantuvo por muchos años dentro del marxismo, a pesar de haber roto con el bolchevismo.

Palabras finales

Cuando se quiere la abolición de las clases y el Estado y se investiga históricamente al bolchevismo más allá de la propaganda, hay una decisión que tomar. O se sigue siendo comunista y se pasa a ser antibolchevique, o se sigue defendiendo al bolchevismo, por lo tanto hay que sincerarse que muy comunista no se es.

Cuando sos más marxista que comunista, suele pasar lo segundo. Cuando el marxismo deja de ser un medio para un fin (el comunismo) y pasa a ser un fin en sí mismo, apegarse a los dogmas del marxismo (tanto los demostrados erróneos como los que ni siquiera son falsables) se vuelve ya una cuestión identitaria.

No sé cómo estimular a que la gente sinceramente comunista rompa con el bolchevismo y se emancipe del marxismo más que compartiendo mi experiencia, proveyendo lecturas y exhortándola. Quizás el medio más eficaz sea lo contrario a lo que acabo de hacer. Quizás muchos no hayan llegado a este punto del texto porque lo encontraron arrogante o aburrido o les causó alguna otra emoción negativa. No lo voy a saber de seguro sin feedback.

Lo que puedo atestiguar es que otra gente hizo esto por mí y me fue de mucha ayuda, así que estoy haciendo esto tipo "cadena de favores". Ojalá sirva.

------

Notas

(1) Esta explicación economicista de la transición entre feudalismo y capitalismo solo se mantiene con un conocimiento muy superficial de ese periodo histórico. Ya desde afuera del marxismo esta noción fue atacada por clásicos como La ética protestante y el espíritu del capitalismo de Max Weber. Pero incluso dentro del marxismo, trabajos de historiadores marxistas como Perry Anderson sobre el Estado absolutista, aunque a medio camino, han erosionado esa conclusión-atajo y resaltado el papel de factores políticos sobre la supuesta "necesidad histórica". Mucho más a fondo han ido autoras como Silvia Federici (ver Calibán y la Bruja).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Qué es y qué no es la monogamia

El "Che" Guevara, un asesino serial glorificado por la izquierda

Los próximos 10.000 millones de años