Cuando hay que elegir entre ser marxista o ser comunista

Me hice comunista porque me di cuenta que la concentración del poder político y económico es la raíz de las miles de injusticias que me indignan. A partir de eso me di cuenta que la manera más realista de terminar con esas injusticias es abolir lo que hace posible esa concentración de poder político y económico: el Estado y la propiedad privada de los medios de producción.

La forma más difundida de marxismo, el leninismo, fortalece el Estado y solo reemplaza la propiedad burguesa por la propiedad burocrática. Por lo tanto ser leninista es lo opuesto de ser comunista.

Hay otros marxismos, no-estatistas, anti-partido, que están mucho más cerca del comunismo que el leninismo. Por ejemplo, el comunismo de consejos. Pero comparten mucho con el leninismo, bastante.

Una de las cosas que comparten es el obrerismo. Ese obrerismo viene de que Marx dictaminó que la humanidad sólo llegará al comunismo luego de haber pasado por la "dictadura del proletariado". Por lo tanto, para cualquier marxista, hacer política para llegar a ese fin se convierte en lo más importante de todo, incluso que ser comunista y practicar el comunismo hoy.

¿La solución es hacerse anti-marxista? Me parece una salida simplista que, paradógicamente, le da demasiada importancia a Marx, la misma que le dan sus epígonos. Además es falso afirmar que Marx no le aportó nada al comunismo.

Mi propuesta es dejar de identificar al comunismo con el marxismo, y volver a poner al comunismo en el centro.

Primero, el marxismo y la teoría de Marx son dos cosas distintas. La teoría de Marx son un conjunto de textos. El marxismo es lo que otros han hecho de ellos y sobre ellos. El marxismo sí merece ser descartado por ideología hegeliana, por llevar a una militancia alienante (valga la redundancia), por ser suelo fértil para proyectos políticos totalitarios (que, en caso de éxito, convirtieron al marxismo en ideología de Estado).

En cuanto a la teoría de Marx, su lugar debe ser una más de las teorías del comunismo. Allí donde el comunismo y las teorías de Marx divergen, hay que descartarlas. Allí donde convergen, hay que conservarlas y profundizarlas con toda la experiencia histórica y el desarrollo intelectual con el que contamos hoy (y con los que Marx por supuesto no contó).