Más detalles sobre la transición ecosocial


En un posteo anterior empecé a reflexionar sobre la transición ecosocial, a partir de asumir como cierto -y próximo- el colapso civilizatorio. Recomiendo leer ese posteo primero que este, ya que sino lo siguiente queda fuera de contexto.

Autodefensa

Por heroicas que hayan sido las revoluciones proletarias del pasado, empezando por la Comuna de París de 1871 hasta la Revolución Húngara de 1956, la conclusión que saqué de ellas es que los Estados nacionales se han vuelto demasiado poderosos para que incluso un proletariado organizado y motivado los pueda destruir. Las revoluciones en general (incluyendo las burguesas) solo han podido prosperar en escenarios donde los Estados contra los que se insurreccionaban y los imperios del momento no tuvieron capacidad de respuesta suficiente para aplastarlas. La Comuna de París pudo tener lugar y sobrevivir unos meses por el derrumbe del gobierno y el ejército francés producto de la invasión prusiana, al punto que su represión por el Estado francés necesitó de una tregua dada por Prusia. El confederalismo kurdo actual se mantiene porque el imperialismo occidental prioriza la guerra contra el Estado Islámico.

Si creo que el colapso civilizatorio es una oportunidad para el comunismo es porque también se llevará puestos a los Estados nacionales energéticamente y financieramente. Ya que así como las cadenas de suministro de mercancías requieren de combustible para funcionar, también sucede lo mismo con el transporte y la movilización de tropas para la represión. Si además los Estados nacionales colapsan financieramente, ¿quién va a pagarles a quienes sean enviados a "pacificar" localidades y regiones que luchen por autogobernarse? ¿Cuántos de los soldados preferirán quedarse o volver con sus familias que viajar a un lugar distante a reprimir a otra gente, sin saber si van a volver?

Aún con estas dificultades de los Estados nacionales, la cuestión de la autodefensa comunitaria se va a plantear tanto para lidiar con las fuerzas represivas, con elementos privilegiados dentro de la localidad que quieran preservar el "orden" (su orden), y con la gente desesperada que optará por saquear a su vecino antes que reconstruir la sociedad junto a él. El mundo que nos espera no es cosmopolita: una vez la comunidad sobreviva al colapso y a los riesgos internos, es muy posible que necesite defenderse de amenazas del exterior.

Organización económica

Si ya no será posible el vínculo con el mercado mundial y las localidades deberán resolver por su cuenta cómo sustentarse, va a ser útil tener una idea sólida de cómo hacerlo que sea compatible con la democracia directa y que compita exitosamente con las concepciones capitalistas y estatalistas que seguramente tendrán lugar en ese debate. 

Es aquí donde veo una importante aplicación para los aportes hechos por Marx en El Capital y en la Crítica al Programa de Gotha, recuperados y expandidos por los Comunistas Internacionales de Holanda en su libro Principios Fundamentales de la Producción y Distribución Comunistas (aquí en inglés). Su propuesta de una economía que funciona sin dinero ni mercado, basada en una democracia de las productoras libremente asociadas, incluye un sistema de contabilidad transparente que permite que una comunidad pueda decidir racionalmente (sin delegar este asunto común en un gobierno o en especialistas) cómo emplear sus medios de producción y su fuerza de trabajo para resolver sus necesidades.

Pero en esta valiosa herencia marxista hay que corregir algunas cosas. Por un lado el industrialismo y el obrerismo, pues estas ideas fueron pensadas en una sociedad industrial en desarrollo donde existía un proletariado que mayormente era una clase obrera industrial. Hoy la mayor parte de la población asalariada no es obrera industrial y gran parte de ella ni siquiera está incluida en el mercado laboral. De quienes sí se encuentran incluidos, la mayoría se dedica a trabajos "no esenciales" relacionados con los servicios y el consumismo, no con la industria. Y eso en grandes ciudades; hay ciudades pequeñas donde el mayor empleador es el Estado provincial, que casi seguro desaparecerá. Por otro lado, en cuanto a los "medios de producción" que se puedan heredar, muchos de ellos necesitarán ser reconvertidos para adaptarse a situaciones de escasez de materias primas. Además que gran parte de la población tendrá que dedicarse por fuerza a la agricultura. El mundo será mucho menos industrial y mucho menos obrero de lo que Marx y sus continuadores pensaron.

Otro gran aspecto a corregir (aunque algunos marxistas dirán que no, que no hay nada que corregir) es la invisibilización que hace la teoría marxista de los trabajos de reproducción social. También conocidos como los cuidados, siendo los tres ejemplos principales el trabajo doméstico, el de crianza, y el cuidado de enfermos y ancianos, tradicionalmente a cargo de las mujeres en el hogar. Todos estos trabajos no son tenidos en cuenta como "productivos" ni por capitalistas ni por marxistas. Son naturalizados o relegados a una esfera "privada". Lo cual demuestra qué alienada está la economía capitalista y su supuesta alternativa revolucionaria de los procesos bio-psico-sociales de la reproducción humana. Los trabajos de cuidados deben ser incluidos en cualquier cálculo económico que se haga y socializados equitativamente entre los géneros, a menos que conscientemente quiera instaurarse una especie de socialismo patriarcal.

Organización política

Aquí creo que el aporte de Murray Bookckin es clave. Con su énfasis en recrear la vida cívica a nivel local y en recuperar la política local como gestión de los asuntos comunes por parte de seres humanos libres, su propuesta de municipalismo libertario, además de ser anti-estatal y anti-capitalista, empalma con uno de los aspectos que tendrá el colapso civilizatorio: la desglobalización/relocalización. 

En el escenario de colapso, las localidades suficientemente resilientes para sobrevivirlo quedarán libradas a su suerte para autogobernarse. La mejor oportunidad libertaria es luchar por un autogobierno basado en la democracia directa, única manera de contrarrestar los intentos de reconstruir el sistema colapsado o degenerar hacia un neofeudalismo. Bookchin propone recuperar las tradiciones comunalistas allí donde se las recuerde y (re)crear una vida cívica de abajo para arriba, empezando por el barrio y no en el lugar de trabajo, que Bookchin considera ganado por el sistema.

Esto requiere, para el autor, la formación de un movimiento político libertario, que anime la vida cívica local y promueva esta democracia directa en los hechos. He venido pensando sobre el asunto y para esto se necesitan excusas para sacar a la gente de sus casas más allá de las obligaciones laborales y los actos de consumo. La formación de cooperativas, compras comunitarias, mutuales, clubes de barrio, bibliotecas populares y toda otra iniciativa vecinal y barrial que sean independientes del Estado. Estos pueden formar los embriones de este movimiento político libertario, a medida que las sucesivas crisis del sistema promuevan la discusión política con nuestra gente conocida. En el momento correcto pueden surgir las convocatorias a las asambleas populares por barrio, que después se articulen entre ellas, y sean mecanismos no sólo de encuentro y discusión sino para tomar los asuntos públicos territoriales en nuestras propias manos.

Aquí, quienes hayamos tenido experiencia en ese tipo de movimientos tendremos que compartir con nuestros vecinos, quizás en un tiempo récord y cometiendo errores, los anticuerpos que hemos generado en nuestra interacción con partidos, sindicatos y gobiernos, que intentarán neutralizar el movimiento asambleario o cooptarlo. El objetivo de máxima será claro: que las asambleas se fortalezcan y articulen de tal manera de ir ganándole terreno al Estado municipal. Y cualquier emprendimiento conjunto que se acuerde hacer con el Estado municipal, deberá ser siempre conservando la independencia política de las asambleas y su función de control sobre el acuerdo de los compromisos a los que se hayan llegado. Eventualmente este doble poder tendrá que saldarse y es preciso que se aprenda cómo manejar el servicio de agua potable, el servicio de salud pública, y otras palancas fundamentales de la vida en común, de tal manera que no haya un grupo con poder encima de la comunidad monopolizando un recurso que la comunidad necesita.

Todo lo anterior es preliminar

No es posible que una sola mente sea capaz de contemplar todos los aspectos complejos de una transición entre una forma social a otra. Lo anteriormente dicho combina cosas de las que ya estoy muy seguro por experiencia/estudio con intuiciones e ideas que todavía estoy chequeando. Vale la pena compartirlas ahora, tal como están, porque lo veo urgente. No tenemos años y años por delante para pensar una transición ecosocial hasta el último detalle. La transición, el decrecimiento, y quizás el colapso, se nos vienen encima. Lo queramos o no.

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