Los "discursos de odio" y la libertad de expresión

 


Anda dando vuelta esta imagen entusiastamente compartida por mucha gente de buenas intenciones. Es nefasta y explico por qué.

Cuando las buenas intenciones hacen el trabajo de las malas intenciones

La gran mayoría de las personas estamos a favor de la libertad de expresión para todo discurso político.

Al mismo tiempo, la gran mayoría de las personas vivas hoy identificamos al nazismo como una de las peores cosas que le pasó a la humanidad y no queremos que se repita nunca más.

Esto es un conflicto. La solución es: queremos libertad de expresión para todo discurso político, excepto para el nazismo.

Ahora, hay gente a la que ésta le parece una posición muy poco progre, entonces le busca la vuelta para quedarse con el durazno sin quedarse con la pelusa. Y desde ese lugar de habla viene la imagen (original) de arriba. "No, el nazismo es un discurso de odio y por lo tanto no está contemplado por la libertad de expresión." De esta manera, seguimos conservando la censura del nazismo pero sin llamarle censura, y seguimos diciendo que defendemos la libertad de expresión pero sin admitir que hay excepciones.

Esto, que parece una solución en el corto plazo, crea problemas mayores a largo plazo.

Primer problema: la contradicción entre lo que se dice y lo que se hace

Una libertad de expresión irrestricta tendría que cubrir a todo tipo de discursos, incluyendo los "discursos de odio". La censura de los "discursos de odio" es, en los hechos, una excepción a la defensa de la libertad de expresión. Se hace porque acordamos que hay casos donde la libertad de expresión entra en conflicto con algo más importante, y optamos por eso más importante. Entonces en los hechos no estamos a favor de la libertad irrestricta de expresión. En los hechos estamos a favor en general, pero con excepciones. Pero cuando en nuestro discurso decimos que estamos a favor sin excepciones, caemos en una gran contradicción.

Segundo problema: la hipocresía

Cuando no se es consciente de la contradicción anterior o no se la admite, se cae en la hipocresía. Y este es un punto a favor de la derecha. La derecha marca esa hipocresía y gana puntos ante la opinión pública. La gente que no es de derecha también puede ver esa contradicción y darle la razón a la derecha. La gente progre pero con honestidad intelectual, cuando se da cuenta que está siendo hipócrita, puede decepcionarse tanto con su posición anterior que se convierte hacia la derecha.

Tercer problema: regalarle a la derecha la defensa de la libertad de expresión

Una coyuntura inimaginable hace 50 años. ¡La derecha defensora de la libertad de expresión! Que la derecha pueda victimizarse exitosamente por ser censurada es una novedad importante. Ahora la sociedad entera pueda ver al autoritarismo venir por izquierda(1) y eso atrae audiencia a personalidades de derecha que hablan contra la izquierda. Les da un aire de rebeldes, de resistencia. De libertarios.

Cuarto problema: ¿quién define qué es un "discurso de odio"?

Es harto sabido que el nazismo promueve el odio a los judíos y a las "razas inferiores" para justificar agendas genocidas. Yo quiero la censura del discurso nazi por esa y otras razones. Ahora, muchas personas odiamos a los políticos corruptos. La gran mayoría de la sociedad odia a quienes cometen crímenes como el abuso sexual infantil. Algunas personas odiamos a las empresas ecocidas. Algunas personas odiamos al machismo y al racismo. Algunas personas odiamos al sistema capitalista, a las clases dominantes y al aparato represivo. Algunas personas odiamos al Estado y queremos destruirlo. Nosotras también tenemos discursos de odio. Es otro momento de hipocresía cuando queremos la censura de los "discursos de odio" en general pero a nuestro discurso de odio no le llamamos así, y queremos libertad para expresarlo. ¿Y si algún gobierno decide que la condena a empresas ecocidas es un discurso de odio que tiene que ser penalizado?

Quinto problema: deshumanizar el odio

El odio es una emoción humana. No toda expresión de odio es condenable. Sentir odio contra quien te hace un daño es algo totalmente válido. Sentir odio contra alguien simplemente porque nació de una etnia distinta a la tuya sí es condenable. Condenar cualquier expresión de odio es horriblemente injusto y peligroso. Significa que tenemos que esconder nuestros odios y eso significa más resentimiento que, eventualmente, estallará en alguna forma de violencia. Tener un espacio para expresar nuestros odios nos permite trabajarlos y madurar. Si un racista no tiene ningún espacio para expresar su odio, entonces nunca será desafiado intelectualmente y seguirá siendo racista para siempre. Es más, puede difundir exitosamente su mensaje racista si aprende a evitar las palabras que puedan ponerlo en problemas. Necesitamos un balance entre proteger a quienes sufren por una expresión de odio y la necesidad, como sociedad, de poner nuestros odios sobre la mesa y discutir por qué existen, cuáles son problemáticos y cuáles no, y un camino para tratar con los odios que son problemáticos.

Sexto problema: hay discursos que tienen que censurarse y no son de odio

Si mañana surge una corriente de opinión a favor de despenalizar la pedofilia, incluso pueden hablar desde el amor para argumentar su punto. Pueden inventarse argumentos científicos, históricos, jurídicos, sin caer ni una vez en el odio. ¿No los vamos a censurar porque su discurso no es de odio?

¿Entonces qué hacemos?

Asumamos que defendemos la libertad de expresión en general pero con excepciones. Pongámosle nombre y apellido a esas excepciones, sin ese peligroso paraguas de "discurso de odio".

¿Cómo decidimos cuáles son las excepciones a la libertad de expresión? Algunas ya están definidas, y si estamos de acuerdo las dejamos así. El resto, mediante el debate democrático. El debate democrático es un método transparente, donde una comunidad puede llegar a un consenso o decidir por mayoría entre las opciones que se le presentan. En una democracia, tanto la comunidad como cada persona se responsabiliza por su decisión. Y la experiencia demuestra que fue una decisión equivocada, se la puede rectificar.

Notas

(1) El autoritarismo de la izquierda no es ninguna novedad para anarquistas, socialistas libertarios, y cualquiera con lectura de historia, pero suena contraintuitivo para el sentido común, ya que la izquierda en países occidentales siempre ha sido minoría y ha estado identificada con reclamos libertarios.

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