Una historia para la generación que vivirá el colapso (parte 2)

 

Parte 1 de esta serie

Las sociedades agrarias


Hace 12 mil años el clima cambió en todo el planeta. Empezó la época geológica en la que vivimos, que se llama Holoceno. La temperatura global promedio aumentó, los hielos y la nieve dejaron paso a las pasturas y las praderas, habitadas por mucha vida vegetal y muchísimos animales. Esto se mantuvo así por cientos de años, miles de años, y todavía se mantiene. Esto también significó que algunos continentes quedaron separados por oceános.

Ese clima nos permitió hacer algo muy pero muy importante, algo que nos dio una gran ventaja sobre todos los demás animales: pudimos cultivar nuestros alimentos

Algunos grupos empezaron a incorporar la horticultura como una actividad más para conseguir alimento, pero el grueso del alimento seguía viniendo de la caza y la recolección. Cuando hay sequía los territorios producen menos y eso llevaba a que el grupo pasara hambre y quizás algunos miembros se morían. Por eso por tantos miles de años, con un clima con pocas lluvias y mucho frío como el del pleistoceno, los números de la humanidad fueron tan pocos.

Pero con el nuevo clima del Holoceno, la horticultura y el cultivo de cereales empezó a ser una estrategia cada vez más usada para compensar la escasez de frutos y animales de presa. Así la dieta humana pasó a incluir verduras, hortalizas, legumbres.

Cuando aprendimos a domesticar a otros animales, nuestra dieta se amplió con más carne, huevos, leche. Esta domesticación no fue una subordinación unilateral de esos animales al humano, sino una asociación conveniente para ellos, ya que bajo dirección humana tenían beneficios (mutualismo) o por lo menos no tenían perjuicios (comensalismo).

Si bien la agricultura y la ganadería requerían mucho más trabajo que la caza y la recolección, tenían dos grandes ventajas: 1) aportaban una dieta mucho más energética (ver tabla), lo cual a su vez estimuló nuestro desarrollo cerebral; 2) estos alimentos podían almacenarse por un tiempo, lo cual hizo posible que tuviéramos reservas para, por ejemplo, los inviernos. 


Las poblaciones que terminaron dedicándose más a la agricultura y el pastoreo, sobre todo al incorporar técnicas de conservación de los alimentos y de selección de especies, pasaron de ser nómades a ser sedentarias y empezaron a crecer en número. Esto fue así sobre todo en Eurasia, que geográficamente fue el continente más propicio para la dispersión de la agricultura y tenía más animales propicios para la ganadería que, por ejemplo, América.

Con el crecimiento de estas sociedades en cantidad, también crecieron en complejidad. El cambio en su modo de producción provocó cambios en su organización social, su cosmovisión, y su cultura. Pero eso es tema del próximo capítulo.

Algunas aclaraciones importantes

Todo lo que se describe arriba fue un proceso que llevó miles y miles de años, con idas y vueltas según las variaciones en el clima. La agricultura y la ganadería fueron "inventadas" en varios lugares simultáneamente, por pueblos que no tenían contacto entre sí. Algunas poblaciones forrajeras que entraron en contacto con poblaciones agrarias incorporaron la agricultura parcialmente o se convirtieron en sociedades agrarias. Pero hubo otras poblaciones que, teniendo la posibilidad de ser agricultoras, eligieron seguir siendo forrajeras, ya que el territorio que habitaban les daba una alimentación suficiente y variada, mientras que el paso a la agricultura hubiera restringido su dieta a pocos alimentos y les requería más horas de trabajo.

Además las sociedades agrarias tienen mayor vulnerabilidad a la sequía, las inundaciones, las epidemias (contacto más frecuente con animales + mayor densidad demográfica).

La transición de las sociedades forrajeras a las sociedades agrarias fue consecuencia sobre todo de cambios climáticos que terminaron haciendo más conveniente esta estrategia de supervivencia. No fue consecuencia de una "evolución" o de una "razón de la historia". Los pueblos que siguieron siendo forrajeros no eran "más atrasados". Porque el paso de sociedades forrajeras a sociedades agrarias no fue un "avance", fue una adaptación.

Como el resto de los animales, dependemos de lo que la tierra nos puede dar. Somos más inteligentes para conseguir cosas de la tierra, sobre todo desde que podemos transmitir conocimiento a las generaciones jóvenes y ellas a su vez pueden producir el suyo, de manera que ese conocimiento aumenta generación tras generación. Pero no podemos crear lo que no existe. Nos adaptamos.

La principal referencia biblográfica de esta serie es el libro En la espiral de la energía, que se puede conseguir en pdf gratis aquí.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Qué es y qué no es la monogamia

El "Che" Guevara, un asesino serial glorificado por la izquierda

Los próximos 10.000 millones de años