La conversación en torno a las requisas a pasajeros de colectivos

Como el gobierno y la policía de la provincia de buenos aires tienen que demostrar que hacen algo a raíz del reclamo de seguridad de los choferes de colectivos, han implementado esta política de requisas a los pasajeros que recuerda a épocas nefastas de nuestro país. Hay buenos argumentos para denunciarla, pero la denuncia desde la izquierda tiene varios puntos débiles que están relacionados con su deficiencia a la hora de contribuir a la "conciencia de clase".

La discusión sobre la acción individual

¿Qué pueden hacer individualmente los laburantes que sufren las requisas? Poco. Tienen la opción de soportar el verdugueo de la policía en silencio o con alguna queja sobre que llegan tarde a sus obligaciones. O pueden jugar a ser "héroes de la clase obrera" y protestar a los gritos o resistirse. En ese caso serán reducidos y metidos en algún calabozo, obligando a su familia a ocupar tiempo y recursos para liberarlos, quedando con antecedentes, posiblemente sean torturados, y para colmo quizás terminen perdiendo el trabajo si es que lo tienen. Obviamente, en esos casos la solidaridad tiene que venir primero que las críticas. Pero acá no se trata de discutir el caso hipotético, sino de discutir con los izquierdistas que están proponiendo este curso de acción, y tratan de ovejas a la gente que "no se rebela".

La discusión con estos izquierdistas primero pasa por reclamarles que no les llamen ovejas a quienes no hacen lo que tampoco hacen ellos. O sea, que si están de acuerdo con que este tipo de cosas es la que hay que hacer, entonces lo coherente es que sean ellos quienes las hagan sin esperar a nadie.

Pero otro frente más productivo en dicha discusión es en general y no con aquel tipo de individuos. Tiene que ver con que este tipo de acciones individuales nunca sirvió para torcerle el brazo a los Estados. Esto último se logra promoviendo cambios de conciencia en la población y mediante acciones colectivas de protesta y resistencia civil. Sin embargo por la influencia de emociones negativas o por influencia de las historias que nos dicen que "el individuo lo puede todo", cada tanto hay que recordarlo. 

Recomiendo este texto de Anton Pannekoek, escrito luego del incendio del parlamento en Alemania por un comunista, en 1933. Suceso que no sólo no sirvió en lo más mínimo para debilitar al capitalismo alemán,  sino que fue capitalizado exitosamente por el Partido Nazi. El texto no se limita a dicho contexto histórico, sino que resume la sabiduría del movimiento obrero acerca del lugar en la historia que tiene la acción individual. Si no tenés tiempo ahora para leerlo, ésta es su síntesis: "Separado de la acción de masas, el acto de un individuo que piensa que puede realizar por sí solo algo grandioso es inútil. Pero como parte de un movimiento de masas, el acto personal tiene la más alta importancia."

El irrealismo izquierdista vs la sensatez laburante sobre la seguridad

En cuanto a la conversación sobre la seguridad, encuentro bastante irrealismo izquierdista. Los izquierdistas tienen análisis correctos en lo macro y en el largo plazo: la policía es el brazo armado del régimen burgués, su principal propósito es sostener la dominación del Estado sobre la clase trabajadora, hasta suele estar en sociedad con el crimen organizado, todo el tango clasista. Pero en el corto plazo ¿qué respuesta se da al reclamo de seguridad de los colectiveros y de cualquier otro sector de la población obrera? Ninguna. O peor que ninguna: estupideces maximalistas como "abolir el aparato represivo". E incluso cuestionamientos al reclamo de seguridad por "facho".

La derecha, en cambio, sí tiene propuestas y respuestas a los reclamos de seguridad. Por ello frecuentemente gana el consenso social en esta discusión a pesar de tener la peor teoría sobre el Estado ("el Estado somos todos", el Estado está para cuidarnos). ¿Y por qué gana la peor teoría? La estupidez ayuda, es cierto, pero también ayudan los estados de stress. Ya que la clase obrera y la clase media, al no disponer de armaduras como los barrios cerrados y la custodia privada, son las que más padecen la inseguridad. El cúmulo de experiencias horribles sumadas al miedo de tener otras les lleva a una situación desesperada donde las propuestas represivas son mejor que nada. 

Mi opinión es que para que tener argumentos inteligentes sobre la cuestión de la seguridad hay que valerse no solo de una teoría sociológica correcta sino de algo que yo llamo sensatez laburante. Esto significa ponerse en los zapatos de la mayoría de la población de clase obrera y clase media, especialmente quienes tienen responsabilidades laborales y familiares. Las propuestas a realizar tienen que combinar ambas dimensiones(1). 

Un ejemplo de sensatez laburante aplicada. Hay un argumento fuerte contra la política de requisas que ya se está escuchando: La policía está haciendo puro show donde sabe que no pasa nada (con un efecto disruptivo al pedo en la vida diaria de gente decente) y está evitando los lugares donde todo el mundo sabe que debería tener más presencia. Claro, este argumento no incorpora la sabiduría anticapitalista sobre las instituciones burguesas, y por lo tanto es compatible con las ilusiones sobre que la policía existe para defender al ciudadano decente del delincuente. Pero también es efectivo en la conversación pública para criticar la política de requisas. Porque la critica por su ineficacia y por su origen demagógico, en vez de hacerlo desde un ángulo de derechos humanos o de rechazo izquierdista/anarquista al Estado, lo cual sería un blanco fácil para la derecha.

¿Cómo desarrollamos la conciencia de clase en este tema?

El proyecto de "la conciencia de clase" tiene que ser reformulado y el debate sobre la cuestión de la seguridad es un buen escenario de ensayo. 

No se trata de que el sentido común sea reemplazado por la teoría anti-capitalista. La sensatez laburante tiene que ser la base de operaciones y la labor cotidiana es enriquecerla en vez de reemplazarla "desde afuera". A una sensatez informada por una mala teoría se la tiene que confrontar con una sensatez mayor. Cuando el sentido común está equivocado o es funcional a intereses opuestos a los del pueblo laburante, hay que demostrarlo desde la práctica cotidiana y elaborar alternativas accesibles para la mayor cantidad de gente, no solo para quienes tienen "la teoría correcta". 

Una propuesta concreta para esta conversación es enriquecer la posición expresada más arriba: la crítica a la política de requisas por su ineficacia para combatir a la delincuencia y por su efecto disruptivo en la gente laburante que viaja en colectivo. 

Algunas puntas para empezar a profundizar: ¿Qué están opinando al respecto los choferes? ¿No sería menos disruptivo que directamente los efectivos policiales viajen en el colectivo, así su presencia tiene algún efecto disuasivo y no se interrumpe el viaje? ¿Por qué no se hizo así? ¿Qué opinan expertos en seguridad sobre lo que está haciendo el gobierno de PBA? ¿Cuáles son los vínculos comprobados de la policía bonaerense con el crimen organizado y cómo encajan con esta política de requisas? Tanto los choferes como la mayor parte del pasaje son laburantes. ¿Qué conversación y qué formas de cooperación se pueden establecer entre estas dos partes, independientemente de lo que haga el Estado?

Notas

(1) A veces la alienación izquierdista llega a tal punto que solo piensan desde la teoría y no desde su propia experiencia. Por eso salen con propuestas irrealistas que son recibidas por los laburantes "sin conciencia de clase" con asombro (por su falta de sensatez) o con ira por interpretarlas como favorables a los delincuentes. Por supuesto, esto beneficia directamente a la derecha e indirectamente al Estado.

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