El nacionalismo de la izquierda argentina: un dique para la "conciencia de clase" que dicen querer

Crítica al documento leído en Plaza de Mayo

La foto es de La Izquierda Diario, con las consignas nacionalistas de fondo

Estoy contento por las movilizaciones que hubo ayer contra el gobierno peronista, porque definitivamente sus políticas son anti-laburantes y vamos a sufrir por ellas, y es mejor que tengan alguna oposición a ninguna. Pero el documento leído en Plaza de Mayo comprueba cómo la izquierda argentina se sigue manteniendo en ese lugar segundón del nacionalismo argentino.

Toda su lógica, la del documento, apunta a que si tuviéramos un gobierno patriota, algo más verde, y que pusiera al pueblo primero, todo estaría bien. No reconoce que la dinámica del capitalismo va en sentido contrario y que los gobernantes sirven a la fuerza de la economía mundial porque si no la sirven, se los lleva puestos. Y no hablo de fuerzas en un sentido conspiratorio, de "grupos de poder", sino de dinámicas históricas que son impersonales, y que condicionan el accionar de los mismos "grupos de poder".

Una de esas dinámicas históricas impersonales es que el capital, si puede moverse, va a ir allí donde tenga más posibilidades de acumularse. Si ese lugar es una inversión productiva que genera empleo estable para una comunidad produciendo bienes/servicios esenciales de calidad, una inversión sostenida en el consumismo de cosas innecesarias, un casino que vive de la ludopatía, una empresa extractiva que genera pocos empleos por poco tiempo y deja detrás un pasivo ambiental, o una inversión en el mercado de capitales, al capital le es indiferente. Los dueños del capital van a invertirlo allí donde pueden ganar más dinero porque si no lo hacen, otros competidores lo harán y esto significa perder. Esta es la lógica fundamental de las empresas y eventualmente también de los gobiernos. Si los gobiernos apoyan a empresas que destruyen el ambiente no lo hacen -sólo- de "malvados" o porque algunos gobernantes puedan beneficiarse con alguna cometa, sino porque necesitan hacer crecer el PBI, necesitan que haya rentas de las cuales puedan cobrar impuestos. Similarmente, si arreglan con el FMI y salen a mendigar inversiones de gobiernos y empresas extranjeras no lo hacen -sólo- por "vendidos", sino porque necesitan dólares para estabilizar la economía financiera, necesitan atraer inversiones extranjeras ante la baja inversión local. A alguien le puede parecer que esto es exculpar al personal político y hasta victimizarlo, pero en realidad lo que hace es ampliar la mirada y culpar al sistema que los políticos defienden y del cual son funcionarios. Ir a la raíz del problema no significa dejar de examinar y atender a las ramificaciones del problema.

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En el documento se sigue hablando de "saqueo" como si fuéramos la colonia de alguna potencia, y por lo tanto se oscurece la comprensión popular de las dinámicas NORMALES del capitalismo global, que exigen la más ampla libertad para el movimiento del capital y de las mercancías.

Lo que el nacionalismo llama "fuga de capitales" es simplemente el movimiento normal del capital allí adonde va a producir más lucro o seguridad de lucro. Desde la cosmovisión nacionalista se reta a los capitalistas por no cumplir con su obligación con su "patria", como si su patria fuera algo más que su capital. Se piensa que las empresas capitalistas tienen una obligación patriótica de invertir sus ganancias en su país de origen, para así dar un beneficio social creando más demanda de empleo y pagando más impuestos. Pero las empresas capitalistas tienen ante todo obligaciones con sus accionistas, lo cual se traduce en invertir su capital allí donde hay más posibilidad de lucro y estabilidad económica, lo cual generalmente no significa crear fuentes de empleo en Argentina.

El aumento de la precarización laboral, del desempleo y de la economía informal no se debe a que "nos saquean porque tenemos a un gobierno que avala la estafa de la deuda externa" o similar. Marx ya explicó que una de las leyes del capitalismo es que el capital tiende a acumularse en una minoría social, mientras la mayoría de la población tiende a des-capitalizarse. Además, las condiciones particulares del capitalismo argentino empeoran esta dinámica normal del capitalismo con el problema adicional de que tenemos demasiado poco capital para la gente que hay y demasiada inestabilidad económica para que los capitales más grandes (que no son los locales) quieran hacer inversiones productivas acá que creen empleo. El capitalismo argentino hace décadas vienen expulsando gente del empleo formal y del mercado laboral en su conjunto (y por lo tanto de la posibilidad de acceder a la vivienda digna y propia, darle una vida digna a sus hijos, realizarse personalmente). Para este sistema social sobra gente en  la Argentina.

Si priorizamos a la gente, entonces es obvio que tenemos que cambiar de sistema social. En ninguna parte del texto se dice ni se da a entender esto. Por lo tanto, se sigue fomentando la esperanza en que algún día tengamos un gobierno que ponga al pueblo primero que a las corporaciones, que ponga al capital que da empleo por delante del capital financiero (como si se los pudiera separar y oponer), ¡ah! y que además sea capitalista sin depredar a los ecosistemas. ¿Cómo es el capitalismo sin extractivismo que imaginan los autores de este documento?

Estas esperanzas son irracionales y desmovilizantes, y no importan las argumentaciones basadas en el pragmatismo político que se usen para justificar la adhesión a este documento.

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La verdad dura y pura es que dentro del capitalismo tendremos más de lo mismo y peor, y tenemos que empezar a hablar públicamente de salir del capitalismo si queremos sociedades ecológicamente sostenibles y que prioricen los derechos humanos frente a la ganancia empresarial. También tenemos que hablar públicamente del antagonismo entre Estado y democracia, si queremos vivir en democracia. Y mientras sigamos postergando esta conversación pública por razones de pragmatismo o por miedo a cómo será la reacción popular, serán el peronismo y el macrismo quienes seguirán gobernando cómodamente, pues su poder se basa en creencias que llegaron a ser populares mediante la hegemonía burguesa sobre el sentido común:

  1. El capitalismo es el mejor o menos malo de los sistemas sociales posibles. Salir del capitalismo es o imposible o indeseable.
  2. Los pueblos no podemos autogobernarnos; tenemos que ser gobernados por especialistas en la política y en la administración pública. Es eso o el caos.
  3. La política modela a la economía a voluntad, y por lo tanto si tenemos prosperidad es porque tenemos un buen gobierno y viceversa. Las crisis son culpa de malos gobiernos y no del mismo sistema.
  4. Por lo tanto, aspirar a elegir un buen gobierno dentro de éste sistema social es lo máximo que podemos hacer como ciudadanos.

Sin desafiar a ninguna de estas creencias, el poder del peronismo y el macrismo no será debilitado por más críticas puntuales que acumulemos contra sus políticas. Este documento no dialoga con el pueblo. Es un diálogo de las distintas organizaciones de izquierda consigo mismas y, lateralmente, una crítica nacionalista al gobierno actual, sin salir del horizonte capitalista-estatal.

Ya no tengo esperanzas en que esta izquierda cambie. Lo que necesitamos darnos cuenta es que esta izquierda es parte del problema en cuanto a sus ideas, además de ser parte del sistema con sus prácticas autoritarias, dogmáticas, populistas y sectarias. La política transformadora está fuera de esta izquierda y, frecuentemente, contra esta izquierda.

Comentarios

  1. Brillante! Excelente síntesis, redondita, no ha quedado nada por fuera que dañe el sentido dado.

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