Si la humanidad fuera un muchacho

Si la humanidad fuera un muchacho su historia sería algo así:

Es el hijo de una madre con muchísimos otros hijos.

Como fue uno de los hijos más frágiles tuvo una larga infancia. Tuvo varios hermanos como él, pero fue el único superviviente de la última glaciación. El vacío dentro del humano del que han hablado chamanes, poetas y filósofos, puede tener su origen en esta pérdida.

Cuando hace 12 mil años la madre cambió de clima el muchacho pudo hacer agricultura y ganadería y prosperar. Todavía respetaba los ciclos de su madre. Pero algo sucedió cuando empezó a construir sus primeras ciudades. De a poco dejó de ver como hermanos a los otros millones de hijos de la tierra y empezó a creerse un rey. Su atención se alejó de su madre y sus ciclos y empezó a interesarse en dioses del cielo.

A medida que su poder tecnológico creció, empezó a ver al resto de sus hermanos como ganado, como amenaza para su ganado, como medios de transporte, como plaga para sus cultivos, como mascotas, como elementos de guerra, como mercancía, como objetos de colección. Incluso a partes de sí mismo se vio así, y las esclavizó para hacer a otras partes lo más cercanas posibles a los dioses que adoraba.

Cuántos más territorios y partes de sí mismo podía dominar, más poderoso se sentía. Ahí surgieron los imperios, que sojuzgaron poblaciones pacíficas que todavía vivían en el viejo equilibrio y las sumó a la carrera por acumular y dominar. Varios de estos imperios colapsaron por uso desmedido de recursos naturales, por crecer en extensión y complejidad más allá de sus capacidades energéticas, por guerras con otros imperios.

Cuando el muchacho descubrió el uso industrial y agrícola de los combustibles fósiles, su poder se multiplicó casi exponencialmente. Los imperios que utilizaban este poder se impusieron militarmente y económicamente al resto del mundo. El muchacho moderno olvidó que nació de una madre y se empezó a contar a sí mismo el cuento del self-made man. Ese cuento lo volvió más arrogante y al mismo tiempo lo hizo sentir más solo.

Desde entonces se dedicó a intentar llenar ese vacío existencial con cosas, con cada vez más riqueza, cada vez más poder. En este carrera de usar y tirar, el muchacho consumió recursos a un ritmo cada vez mayor, más rápido que lo que esos recursos podían regenerarse. Como necesitaba cada vez más recursos y espacio para sí, eliminó a miles de especies de sus hermanos animales y vegetales para poblar al mundo con su ganado, sus aves de corral y sus ciudades.

Hoy este muchachote tiene un cuerpazo en términos de energía, fuerza, resistencia, pero no tiene madurez ni mental ni emocional ni vincular. Todo problema que tiene enfrente lo quiere resolver con fuerza o con tecnología. Toda dificultad que tiene enfrente la atribuye a que todavía no tiene suficiente poder sobre otros o sobre las leyes naturales.

Pero los combustibles fósiles baratos que alimentan al sistema industrial y agrícola del muchacho se están agotando, y su cuerpo ha crecido más allá de lo que los ecosistemas pueden producir sin esa energía extra.

Se vienen unas décadas terribles donde este muchacho va a tener que decrecer a la fuerza (ya que no tuvo la madurez para empezar a decrecer ordenadamente y por las buenas hace 50 años). Su poder sobre el resto de las especies va a disminuir, y eso será bueno. El tamaño de su cuerpo va a disminuir, y eso será necesario para reencontrar un equilibrio. El clima le exigirá adaptarse al ambiente en vez de pretender lo contrario, y así abandonará la estupidez de querer ser "el rey de la creación".

El muchacho puede sobrevivir a este cambio. El muchacho adaptará su tecnología y sus sistemas de producción a la nueva situación. Ese no es el verdadero desafío. El desafío es que en este trance encuentre un propósito noble para su existencia, un sentido de su vida que sea armónico con la convivencia con otros seres vivos. Entonces madurará realmente y podrá convertirse en un adulto con una relación sana con sus hermanos y su madre.