Más reflexiones sobre la transición ecosocial: la importancia de la utopía



El capitalismo, y la civilización que construyó, está en su ocaso por razones climáticas, ecológicas, y materiales. No sólo está creando, con su quema de combustibles fósiles y su deforestación, un clima que hará la vida humana extremadamente difícil, sino que está agotando los recursos naturales y las materias primas en las que se basa la industria que sostiene a la producción de bienes y servicios para la población (tanto los vitales como los de lujo).

Incluso gente sin certeza de lo dicho arriba percibe que algo está mal. No hay el mismo deseo en la juventud actual de traer hijxs al mundo. No comparado con la generación de sus padres y madres. No hay optimismo en el futuro, y la economía tiene mucho que ver con eso, pero también la cuestión ambiental.

Mal que les pese a quienes siguen creyendo en el fantasma de la revolución proletaria, no hay una alternativa revolucionaria a este sistema. Tampoco, mal que les pese a posmarxistas y populistas, hay otro sujeto capaz de hacer lo que el proletariado no hizo. No por ahora.

Esto no me lleva a una conclusión pesimista sino a una que dice "por ahí no es, es por otro lado".

Utopías decrecentistas

Más que nunca, es el momento de las utopías. Utopías con cierto realismo sobre el mundo post-capitalista. Un mundo mucho más rural, descentralizado, y pequeño.

Los "socialistas utópicos" (Saint-Simon, Owen, Fourier) con sus proyectos y experimentos de comunidades autosuficientes y autogobernadas tienen hoy más urgencia teórica que el socialismo obrerista según el cual, lucha de clases mediante, las clases explotadas iban a heredar el poder de la industria capitalista y construir un socialismo internacional de la abundancia.

Armar cooperativas y redes de apoyo mutuo tiene mucha más urgencia que construir partidos (y sindicatos). No solo hay que resistir lo actual sino construir resiliencia para el próximo colapso de la industria y de los servicios públicos.

Las ciudades con mayor dependencia del exterior para alimentar a su población serán las más vulnerables. Cuánto antes y cuántos más seamos quienes nos entrenemos en la agricultura y otros oficios útiles para la comunidad, mejor.

A esta transición ecosocial la tenemos que hacer nosotras desde abajo porque no se hará desde arriba. Esta transición ecosocial reemplaza al viejo proyecto revolucionario. La lucha por llevarla a cabo reemplaza a la lucha de clases.

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