Implicaciones sociológicas de la crisis del Covid: ¿volver a la normalidad?


La teoría de la diferenciación funcional sostiene que los sistemas económicos, políticos, culturales funcionan con relativa independencia entre sí, imposibilitando una acción concertada que les ponga freno a sus dinámicas intrínsecas.

El abordaje estructural-determinista basado en la dominación, generalmente (neo)marxista, sostiene que el Estado siempre intervendrá en favor de la lógica de la dominación capitalista, incluso en la realización de concesiones a la sociedad.

Según este artículo, ambas teorías han demostrado ser erróneas y al menos necesitarían una revisión, ya que con la crisis del covid los Estados han demostrado dos cosas:

1) Ser capaces de imponer su propia lógica a los demás sistemas: un freno al sistema económico y a la circulación de personas, y un impulso a los sistemas de salud, a la investigación científica y a la fabricación de vacunas, tests y respiradores.

2) Ser capaces de accionar en una dirección contraria a los intereses capitalistas, en defensa de poblaciones improductivas para el sistema (ancianos y enfermos), subordinando la producción a la reproducción social, fortaleciendo el sistema público de salud cuando antes avanzaba para su privatización.

La tesis principal del autor

"nos encontramos en un proceso de desaceleración sin precedentes históricos"

La estabilización dinámica, basada en el incremento, la aceleración y la innovación constantes, era el paradigma dominante (aunque en crisis) hasta antes de la crisis covid. La reacción de los Estados nacional ante esta crisis, no contemplada por las dos corrientes sociológicas mencionadas arriba, es la que ha abierto nuevas posibilidades.

Entre ellas, la de que el Estado actúe de igual manera con otras crisis de nuestro tiempo que no han sido tratadas como crisis. Por ejemplo, la climática.

La conclusión del autor: 

"la acción política orquestada, configuradora de lo social, se encuentra inscripta estructuralmente en la sociedad moderna, pudiendo volverse efectiva en los momentos de crisis de los procesos sistémicos."

¿Qué puede aportarnos la sociología?

La sociología es una ciencia de la sociedad que se vale de herramientas para medir la parte objetiva de la realidad social, pero sobre todo ofrece métodos para que la sociedad se interprete a sí misma. Esta auto-interpretación no puede dejar de ser subjetiva, pero sí puede ser muy rigurosa. Una persona que hace un uso intelectualmente responsable de la sociología trata de producir una descripción lo más exacta y clara posible de la realidad social ("best account").

"Ningún intento de brindar un best account puede ser jamás totalmente completo e indiscutido: las auto-interpretaciones sociales se desenvuelven en una disputa discursiva sin fin entre las perspectivas más heterogéneas. La tarea de la sociología consiste en ofrecer recursos argumentativos para esta disputa, contribuyendo así a que las interpretaciones dominantes y/o influyentes no sean reduccionistas, simplistas e ideológicas."

Sobre todo en situaciones de alta impredictibilidad como la que vivimos, la misión de la sociología no es decir lo que va a pasar, sino

"embarcarse en una “discusión e interpretación de valores” en el sentido de Max Weber, quien consideraba que la misión “pública” principal de la disciplina consiste en brindar claridad analítica acerca de aquello que está en juego y de la posibles alternativas a seguir en el marco de una situación social confusa."

¿Qué significa esto concretamente, en la situación actual?

"Que la sociología debe ocuparse de analizar la alternativa entre regresar al viejo camino y el atrevimiento de emprender una reinvención creativa; y, sobre todo, debe mostrar que el “paradigma operativo” dominante de la estabilización dinámica ya causaba graves problemas y estaba en grandes dificultades antes de la crisis del coronavirus."

A la mierda con "volver a la normalidad"

La crisis energética sigue vigente por más que el lockdown económico haya significado una baja en la actividad industrial y el confinamiento haya significado en el transporte de personas, lo cual ha hecho bajar la demanda de energía. Hace un año vimos al petróleo alcanzar precios negativos. Deberemos esperar a que la capacidad de producción baje aun más que la demanda para ver consecuencias de escasez de energía. Sin embargo, la desaceleración no ha sido tan completa como para postergar ese momento. Lo veremos en esta misma década. Ya ha empezado[1].

También estamos empezando a ver la escasez de materias primas. Si las medidas ante la pandemia causaron un freno al movimiento físico, dieron lugar a un incremento en el movimiento digital. El mayor uso de las tecnologías digitales para el teletrabajo y para la comunicación entre personas también significó una demanda mayor de hardware.

Algunas crisis de materias primas han empezado a manifestarse: la de los plásticos y los semiconductores y la del cobre.

Si estamos pasando por esto en plena desaceleración, imaginémoslo si se cumpliera la utopía reaccionaria de cierta derecha y cierta izquierda en "volver a la normalidad": o sea, volver a la producción y al consumo anteriores, con renovado ahínco para recuperar el tiempo perdido y volver a crecer. Más crecimiento, más extractivismo, más consumo.

Mi disidencia con el autor

Coincido con el autor en que no está todo dicho por alguna teoría y que los actores sociales tienen la oportunidad de intervenir creativamente para que esta oportunidad de cambio de paradigma no se desperdicie en esta locura de "volver a la normalidad".

Ahora, el autor tiene una gran confianza en el Estado-nación, entre otras cosas al no ser consciente de su fecha de vencimiento vinculada a la crisis energética. Los actores sociales a fortalecer tienen que ser no estatales-dependientes.

Esta crisis por sí sola no es suficiente. Necesitaremos la crisis del Estado nación. Que la política ya no pueda ser nacional o provincial. Que tenga que ser local. Que la economía ya no pueda ser globalizada, que tenga que ser local o regional. No solo la lógica capitalista, también la lógica estatista se contradice con la lógica de la vida.

Los actores sociales que necesitamos construir son comunales.

Notas

[1] "Y es que en la raíz de todos estos problemas está el acelerado descenso de la producción de petróleo en el que ya estamos inmersos. (...) El resumen del argumento es el siguiente: las compañías petroleras descubrieron hace unos años que no quedan yacimientos de petróleo rentables, porque a pesar de estar en precios récord perdían dinero a manos llenas; así pues, desde 2014 están reduciendo drásticamente sus inversiones y por ese motivo la propia Agencia Internacional de la Energía anticipa una caída de la producción de petróleo muy importante y ya imparable, que podría llegar a ser hasta del 50% en 2025 si no reaccionamos. (...) La escasez de otras materias primas, como los microchips o algunos metales, tiene una componente energética y otra que depende de muchos otros factores, pero en todo caso será agudizada por el descenso del petróleo." https://crashoil.blogspot.com/2021/04/la-transicion-que-no-fue.html

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Qué es y qué no es la monogamia

El "Che" Guevara, un asesino serial glorificado por la izquierda

Los próximos 10.000 millones de años