Cómo "la grieta" contamina la discusión sobre la pandemia

 


El tema es complejo desde el vamos

La imagen de arriba es un recorte de una de esas placas que se andan compartiendo en las redes sociales. En la parte de abajo dice un mensaje sobre que la empatía nos va a salvar y que lo importante es estar unidos a pesar de las diferencias. Como ese mensaje me parece muy problemático por lo ingenuo, no lo quiero reproducir. Sí voy a tomar la parte fáctica del principio.

La civilización capitalista es una sociedad compleja, con una muy diversa división del trabajo social. A diferencia de las sociedades pre-industriales donde la gran mayoría era campesina y después tenías unos pocos estratos sociales más (artesanos, guerreros, sacerdotes, burocracia, nobles y reyes), en nuestra sociedad hay cientos de profesiones/ocupaciones y dentro de varias de esas profesiones/ocupaciones, hay varias especialidades.

Esto vuelve muy difícil aplicar políticas públicas que beneficien en la misma medida a todo el mundo. Si además somos conscientes de que esta es una sociedad de clases, las políticas casi siempre significan que si una parte gana la otra pierde.

Esta situación inédita de una pandemia global ha causado reacciones muy diversas por parte de los gobiernos. Podemos predecir que, como todos los gobiernos del planeta son gobiernos capitalistas, su prioridad estará en que la economía sea lo menos afectada posible, y su preocupación en la salud pública será más o menos intensa en tanto afecte a la economía y/o a la estabilidad política de los gobiernos (que también tiene consecuencias económicas).

Recalcar que "la economía" para los gobiernos capitalistas no es la economía de todas las familias del país, sino la acumulación de capital.

El realismo capitalista argentino y su pensamiento binario

En Argentina, el gobierno nacional peronista de Fernández-Fernández fue elegido por progresistas con una expectativa de que para mejorar la realidad decadente del país primero había que sacar a Macri "y después vemos". Ese "después vemos" se transformó en ajuste y represión "progresista", apilados encima del ajuste y la represión "de derecha".

Como seguramente pasa en otros países del mundo, la clase política gobernante se divide en un bipartidismo donde cada lado es totalmente funcional y complementario del otro, donde la coincidencia en lo sustancial del status quo es absoluta y donde las diferencias son cada vez más cosméticas que programáticas.

En Argentina de un lado está el peronismo y del otro lado el "macrismo". El peronismo es un partido de derecha, de orígenes fascistas, pero que ha logrado imponer el relato de que solo con él las masas populares tienen la oportunidad de pasarla no tan mal, por lo tanto se convierte en el perpetuo "mal menor" para el electorado progresista. Se le llama "macrismo" a todo el resto del arco político que solamente tiene en común estar fuera del peronismo.

Como es de esperar, cada disidencia con un gobierno peronista es ubicada del lado del macrismo o funcional al macrismo. Y viceversa, la disidencia con un gobierno macrista es ubicada del lado peronista o funcional al peronismo. A esta cultura política binaria, que desde el discurso político y mediático llega hasta la mesa familiar, se le llama "la grieta".

Tanto desde el peronismo-progresismo como desde el macrismo militante, el contexto lo es todo. Para que una medida sea criticada como mala o estúpida, o defendida como buena o necesaria, no depende ni del conocimiento de su proceso ni de la evaluación de sus resultados: depende de quién la haga. ¿Es uno de los nuestros o uno de los otros?

La lógica de la grieta en la discusión sobre la pandemia

Una evaluación objetiva de las políticas públicas del gobierno nacional y de los distintos gobiernos provinciales tiene el obstáculo de la complejidad citada antes, de los sesgos que uno mismo trae por su propia ubicación en la división del trabajo social, y de los sesgos adicionales de la grieta.

El peronista-progre, apoyará todo lo que salga del gobierno nacional y criticará lo que haga el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Si el gobierno nacional propone el confinamiento, militará el confinamiento, no por convicción y por informarse con autoridades sanitarias y epidemiólogas, sino por obsecuencia.

La contraparte macrista de la grieta hará otro tanto. Hasta inventará sufrimientos ficticios (generalmente desde un imaginario de clase media) para condenar el confinamiento, cuando es muy posible que si la pandemia hubiera sido bajo la presidencia de Macri, lo hubiera militado.

En el medio, por así decirlo, está toda la población que, independientemente de si votó al peronismo o al macrismo en las últimas elecciones o en las próximas, tiene un pensamiento más independiente del discurso político dominante, aunque generalmente más corporativo respecto a su lugar en la división del trabajo social  (comerciante, docente, cuentapropista, estatal, emprendedor, profesional, etc).

Me parece que con ese sector social es con el que vale la pena dialogar, tratando de ampliar su universo mental como se lo intenta en la imagen de arriba.

PD: ¿Qué lado de la grieta argentina es el más intolerante?

El del peronismo. Incluyendo, en primer plano, a su "apoyo crítico" progresista.

Es el lado de la grieta con más represión interna a la hora de expresar disidencias con el gobierno. Si se atreven a expresar alguna crítica, se cuidan muy bien de decir "yo voté a este gobierno y lo volvería a votar, pero me parece que...". Cuando si el gobierno actual fuera macrista, expresarían su crítica sin tanta vuelta y sin miedo.

Es común que en este bando haya no solo auto-represión a la hora de expresar una crítica al gobierno (sobre todo cuando hace algo igual o peor que el anterior), sino que haya una extrema vigilancia entre "compañeres", y a las voces demasiado críticas y/o demasiado altas se les acuse de "troskearla". Aclarando que, cuando este sector político dice "trosko", no se refiere a los partidarios de León Trotsky, se refiere a cualquier pensamiento crítico de izquierda con una coherencia intelectual mínima y que además tenga unos principios y convicciones morales independientes del contexto.

No soy el único: es una tendencia cada vez más pronunciada que la discusión política es mucho más abierta y productiva con aquellas personas a las que los peronistas llaman "gorilas" y los progres llaman "fachos". Mientras que hablar con los supuestos "abiertos de mente, pluralistas, con conciencia social" es como hablar con una pared, y casi siempre termina en que te digan "funcional a la derecha". Ni hablemos de dialogar con los peronistas, admiradores de un General pedófilo refugiador de nazis.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Qué es y qué no es la monogamia

El "Che" Guevara, un asesino serial glorificado por la izquierda

Los próximos 10.000 millones de años