Ni olvido ni perdón




El "ni olvido ni perdón" hay que aplicarlo con quienes cometieron crímenes imperdonables. 

Uno de esos crímenes es cagarse en la propia historia de dignidad, valentía y lucha, vendiéndose al mismo Estado genocida que secuestró sus hijxs y nietxs y que, en "democracia", ha seguido asesinando a lxs hijxs y nietxs de otra gente.

No las cooptaron. No las usan. Se vendieron. 

Reconocer este (doloroso) hecho, y reconocer que ellas ahora están de la vereda de enfrente de la causa que una vez encabezaron, no significa olvidar su aporte heroico. Nos tiene que servir de lección sobre la naturaleza humana y la naturaleza de este sistema social. Cualquiera puede corromperse. Nadie ni nada está a salvo. El sistema es muy fuerte y muy hábil. Siempre hay que tener la guardia alta.

Y aprender. ¿Cómo y por qué pasó esto? ¿Cómo prevenir que vuelva a pasar? ¿Cuál fue la vulnerabilidad que el sistema aprovechó? 

La lucha contra el sistema tiene que tratar de evolucionar al ritmo del sistema. Lucidez. Adaptación. Creatividad.

La lucidez es el primer paso. Si no reconocemos la victoria completa del enemigo en esto, y seguimos esperando volver a un pasado heroico, no aprenderemos. 

A lo mejor una de las lecciones es incorporar la resiliencia en vez de sólo quedarnos en la resistencia.

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